Es innegable que la vía curricular resulta ser a todas luces insuficiente para transformar las prácticas de formación cívica y ética en la escuela, sobre todo cuando puede advertirse que los procesos de formación requeridos se ven obstaculizados por la permanencia de ciertos modos y lógicas de razonamiento en torno a la formación ciudadana, que construidos desde el discurso pedagógico inhiben su potencialidad. En este sentido, el análisis y explicación de lo que sucede en la escuela no puede reducirse a la óptica de las reglamentaciones escritas y/o curriculares que emanan desde el sistema hacia la escuela, sino que, por el contrario, ha de fijarse en la lógica propia que dichos procesos adquieren en el entramado del ejercicio pedagógico que se produce y reproduce en el aula, lógica que en muchas ocasiones se contrapone con aquellas que buscan implantarse desde fuera hacia dentro mediante la prescripción curricular.
En este contexto resulta necesario hacer un corte de caja que nos permita poner en juego la gran cantidad de propuestas que existen, sin perder de vista los diferentes posicionamientos teóricos y epistemológicos que las sostienen y su impacto en la formación, atendiendo en particular a las preocupaciones que en torno a la formación privan hoy en el ejercicio cotidiano de la docencia en las escuelas. Nuestra participación en la elaboración de este corte de caja, busca ofrecer una mirada reflexiva en relación con la dinámica escolar y un desencuentro que hoy advertimos se manifiesta entre el docente y el alumno, y que parece centrarse en el campo de la disciplina en el aula. Esta situación hace difícil la comprensión del campo de la ética e incluso de la formación cívica, ya que desde la perspectiva docente se depositan ambos en la necesidad de mantener lo que ellos consideran “un mínimo de respeto” a su rol como maestros, y que se expresa en una disciplina de comportamiento que se busca instaurar en el hacer cotidiano del aula. Creemos que la formación docente en este campo habría de considerar este conjunto de preocupaciones para poder construir estrategias formativas en dicho campo, sobre todo ahora que el contexto sociocultural y económico hace patente la necesidad de volver a pensar la dimensión ética y que en el país se ha abierto este debate, cancelado por varias décadas.
