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EL ACCESO Y EL ABANDONO DE LA EDUCACIÓN BÁSICA OBLIGATORIA
EN MÉXICO,1990-2005. BALANCE DEMOGRÁFICO DE LAS OPORTUNIDADES
EDUCATIVAS DE LOS JÓVENES DE 15 A 19 AÑOS

 

Este artículo se referirá exclusivamente al estudio del caso venezolano y no hará referencia a comparaciones internacionales. Se concretará en una descripción del fenómeno y a una argumentación acerca de los factores asociados a la exclusión escolar, según informaciones y observaciones realizadas en estudios y experiencias de campo en escuelas de Venezuela.

En una primera parte se describirá la proporción de desertores, según el grado en el que ocurra el fenómeno y sus consecuencias cuantitativas, según datos oficiales de instancias especializadas{1}. Una segunda parte analizará la relación entre educación y pobreza también desde una perspectiva cuantitativa y con enfoque económico. En la tercera parte se abordan los factores educativos asociados al fracaso escolar, es decir no sólo a la deserción sino también a la repitencia, entendiendo que esta es un factor de riesgo de deserción, dependiente del sistema educativo. Es de destacar que la deserción casi siempre se ha atribuido a factores sociales y económicos. No obstante, algunas investigaciones parecen indicar que es también consecuencia de factores internos del sistema educativo y en especial se ha empezado a establecer una relación entre la repitencia y la deserción. La cuarta parte se dedica a otras causas o factores asociados al fracaso escolar, en este caso incluyendo factores educativos, sociales y económicos. La quinta parte del trabajo analiza la perspectiva del valor quien tiene la escuela para quienes deciden abandonarla, en el caso de que lo hagan de alguna manera voluntaria, tanto por voluntad del alumno como por decisión de la familia. Y la sexta parte se dedica a algunas breves conclusiones.

1. ¿DÓNDE Y CUÁNDO SE PRODUCE LA DESERCIÓN?

En Venezuela, la mayor proporción de desertores escolares se ubica en la tercera etapa de Educación Básica, es decir, los primeros 3 años de la Secundaria, entre los 12 y los 15 años de edad. El sistema educativo venezolano está organizado en 3 niveles: Preescolar Básica y Media. El Preescolar incluye dos años y atiende a niñ@s entre 4 y 5 años de edad. La Educación Básica es el nivel de escolaridad obligatoria, de 9 años de primero a novenos grados. Se sub-divide en tres etapas de tres años cada una. Las dos primeras etapas de primero a sexto grado corresponden a los que antes se denominaba Educación Primaria. La tercera etapa de Educación Básica corresponde a lo que comúnmente se conoce como los tres primeros años de educación secundaria. La Educación Media son los últimos años de secundaria, que pueden ser dos si se elige el itinerario clásico de bachillerato conducente exclusivamente a la educación superior, o las menciones técnicas que conducen a un diploma de bachiller técnico que permite disponer de un certificado de competencias para ejercer un oficio técnico de nivel medio, y también de un diploma de bachiller que también permite postular a la educación superior.

En Venezuela en los últimos 8 años, entre el año escolar 1999-2000 y 2005-2006, han sido excluidos del sistema escolar 1.384.723 niños, niñas y jóvenes{2}. Esta cifra representa el 27,8% del total de matriculados el año 2006-2007 y el 29% del promedio de alumnos matriculados entre 1999-2000 y 2006-2007.  De estos 1.384.723 excluidos escolares, 82,77% cursaban alguno de los 3 grados de la tercera etapa de Educación Básica, es decir entre 7° y 9° grados. 

La consecuencia final de la exclusión puede ser observada en otros 2 indicadores. Según cifras oficiales para el año escolar 2005-2006, 52% de la población con 15 años de edad no cursa ningún tipo de estudios en el sistema educativo formal.{3}

Gráfico 1.

FUENTE: INE: Proyecciones de población 2001-2015. Caracas 2001. Y ME: Memoria y Cuenta 2007-08.
Caracas marzo 2009.

Puede observarse que del total de 545.909  jóvenes con 15 años de edad en el año 2006, sólo están inscritos 263.337, lo cual representa un 48,24%. Lo cual implica que poco más de 51% de la población de 15 años ya no está estudiando. Si bien la prosecución escolar de primero a sexto grado en Venezuela ha venido mejorando en los últimos 15 años, y, paralelamente, ha disminuido la deserción, la proporción de jóvenes de 15 años fuera del sistema educativo se mantiene elevada.

Esto se debe a la elevada tasa de deserción que se observa en los tres años de la tercera etapa de Educación Básica (Gráfico 2)  y especialmente en el 7° grado -primero de secundaria- (Gráfico 3). Y, como ya se dijo, este es también el grado en que la repitencia es mayor. De modo que todo parece indicar que los alumnos repiten una vez, y que probablemente su situación escolar no mejora la segunda vez que cursan el 7° grado y en ese momento, al culminar por segunda vez ese mismo grado, se produce la deserción.

El gráfico 2 muestra la serie cronológica de la tasa de deserción de la tercera etapa de Educación Básica entre 1999 y 2006. Puede observarse una clara tendencia a la disminución, aunque se observa que todavía permanece elevada con un 8,94% de la matrícula para el año escolar 2005-2006.

 Gráfico 2. Deserción en la tercera etapa de Educación Básica, años señalados

    Fuente: ME: Memoria y Cuenta 2007-2008. Caracas, marzo de 2009.

El Gráfico 3 muestra la serie cronológica de la tasa de deserción del año escolar 1999-2000 al 2005-06. Puede observarse que la tasa llegó a un tope cercano al 20% de la matrícula el año 2001-03 y desde entonces viene en juna clara tendencia a la disminución. No obstante la proporción de desertores de ese solo grado sigue siendo elevada al ubicarse en un 11,5%.

Gráfico   3. % de desertores del 7° grado entre 1999-2000 y 2005-2006


Fuente: ME: Memoria y Cuenta 2007-2008. Caracas, marzo de 2009.

2. DESERCIÓN Y POBREZA

En el caso venezolano, estudios realizados acerca de los factores asociados a la pobreza (Riutort, 2001), señalan que, entre los factores relacionados con el hecho de ser pobres, destaca en primer lugar el bajo número de años de escolaridad aprobados en el sistema educativo formal. A menor número de años de escolaridad aprobados, mayor la probabilidad de ser pobre. Obviamente, este no es el único factor que se asociado, pero sí es el de mayor peso ponderado. De modo que puede deducirse que la exclusión escolar contribuye considerablemente con la producción de pobreza en el país.

El gráfico 4  muestra el número de años de escolaridad promedio de los venezolanos mayores de 15 años de edad. Puede observarse que el 30% más pobre alcanza un promedio de 7,2 años de escolaridad promedio. Mientras que el 10% en mejores condiciones socio-económicas alcanza 11,7 años de escolaridad promedio por persona. Esta situación muestra dos aspectos de la misma situación. El primero es que los más desfavorecidos socio-económicamente, son también desertores con poco más de 7 años de estudios formales en el sistema escolar. Son pues los excluidos escolares mayoritarios.  También se hace evidente la desigualdad social y la relación entre condiciones socio-económicas de los alumnos y su probabilidad de éxito o fracaso escolar, es decir de ser o no excluidos del sistema educativo. De modo que ese 30% más pobre también tiene muchas probabilidades de seguir siéndolo porque sus escasos años de escolaridad no favorecen su inserción social ni económica.

Gráfico 4.

Fuente: INE: Indicadores de la Fuerza de Trabajo, Segundo semestre de 2008.

Gráfico 5. Prosecución diacrónica de primero a noveno grado 1997-98 a 2005-06

Fuente: ME: Memoria y Cuenta 2007-2008. Caracas, marzo de 2009.

El gráfico 5 muestra la prosecución diacrónica de los alumnos que se inscribieron en 1° grado el año escolar 1997-98 y los que egresaron de 9° grado el año escolar 2005-06. Puede observarse que egresa el 55% de los inscritos, el año que les corresponde. El resto, 45% se encuentra rezagado, ya sea repitiendo algún grado, o porque ya fue expulsado definitivamente. Las cifras de la matrícula de 1° a 8° grado son de matrícula bruta, es decir incluyendo los repitientes. La cifra de 9°grado sólo cuenta a los egresados de ese año de ese grado. Ello explica la aparente abundante matrícula de 7° grado, que incluye a los repitientes.

3. FACTORES EDUCATIVOS ASOCIADOS A LA DESERCIÓN

Otro trabajo muestra que el factor más común a todos los desertores venezolanos entre 15 y 25 años es el hecho de haber repetido algún grado previamente (González, 2000). Esto parece indicar que la repitencia puede ser un predictor de la deserción. En otras palabras, el estudio citado muestra que mientras mayor es la repitencia, mayor es la probabilidad de fracaso escolar y aumenta así la probabilidad de abandono escolar. Igualmente el estudio indica que para el año 2000, 40% de los jóvenes entre 15 y 25 años eran desertores escolares. De modo que se impone observar las características de la repitencia en Educación Básica.

Gráfico 6. % de repitientes por grado. Año 2006-2007

Fuente: ME: Memoria y Cuenta 2007-2008. Caracas 2009.

El gráfico 6 permite observar la repitencia total y por grado del año 2006-2007, para las escuelas oficiales y para las escuelas privadas en % del total de alumnos matriculados en esos mismos grados. Se constata que el promedio total informa poco debido a las desigualdades observables entre grados. 1°y 7° grado superan en más de 3 puntos el % promedio de repitencia. Y también se observa  una diferencia considerable en los % de repitencia entre escuelas privadas y oficiales en el total y en todos y cada uno de los grados. 1° y 7° grados.

Los datos del gráfico 6 permiten observar igualmente que 2° y 3° grado también agrupan un % elevado de repitientes superior al 7%, mientras que de ahí en adelante dicha proporción disminuye hasta volverse casi nula en 6° grado. En el caso de las escuelas privadas, la proporción de repitientes no es tan desigual entre grados, aunque sí aumenta a casi del doble a partir de 7° grado.

Puede también observarse la desigualdad entre la repitencia en escuelas oficiales y privadas. El objetivo de esta comparación no es argumentar que las escuelas privadas son “mejores” sino alertar acerca de una desigualdad de oportunidades relacionada con la condición socio-económica de la familia del alumno. En efecto, es muy probable que la principal razón que explica el aparente mejor desempeño de las escuelas privadas esté en el nivel educativo de la madre y en las mayores posibilidades de apoyo escolar en forma de clases particulares en el hogar y otros apoyos que pueden permitirse las familias de mejor nivel económico. En otras palabras, no forzosamente es la escuela privada exclusivamente la que asegura mayor éxito escolar sino las desigualdades sociales que diferencian a los alumnos de las escuelas oficiales de los de las escuelas privadas.

1°  grado es el de mayor proporción de repitientes con 9,1%. La cifra es elevada aunque representa un descenso con respecto a los años anteriores. No obstante el hecho es que 1 de cada 10 alumnos o alumnas no mayores de 7 años de edad, se ven frente a una situación de fracaso en su primer año de escolaridad formal. Y habría que preguntarse qué se le exige a un alumno de 1° grado para proseguir sus estudios hacia el 2° grado. Pues bien, no hay duda de que se trata de aprender a leer oraciones cortas y sencillas y saber sumar cifras de un solo dígito. ¿Qué puede haber pasado durante los 180 días del año escolar para que, en cada aula, 3 ó 4 niñ@s no hayan logrado ese aprendizaje? Y ello sin considerar que, con frecuencia lo que muestran las pruebas de evaluaciones ad hoc realizadas en diversas escuelas oficiales es que incluso en 2° y 3° grado la mayoría de l@s alumn@s no ha aprendido a leer ni mucho menos a comprender lo leído.

Y este es quizás el elemento más determinante para entender las razones del fracaso escolar o de la incapacidad de la escuela y del sistema educativo, en retener en su seno a todos los alumnos inscritos en 1° grado hasta, al menos, el final de su escolaridad obligatoria.

El otro grado con mayor proporción de repitientes es 7° con 8,92%, muy cercana a la proporción de 1° grado. En este caso, los factores que se adelantan como asociados al elevado % de repitientes son más variados. Entre ellos destacan la ruptura física y curricular, las carencias acumuladas, la inadecuación pedagógica y factores socio-económicos, en especial el costo de oportunidad.

4. CAUSA DEL FRACASO ESCOLAR, ALGUNAS PISTAS

La ruptura curricular y física significa que, en Venezuela, casi todos los alumnos que culminan con éxito el 6° grado, se ven obligados a cambiar de institución al matricularse en 7° grado. Esto se debe a que todavía la infraestructura responde al sistema educativo anterior a 1980 que dividía la escolaridad en 2 partes: Primaria, de carácter obligatorio y secundaria, no obligatoria. La ley Orgánica de Educación de 1980 establece el sistema educativo también en dos partes, la Educación Básica obligatoria de 9 grados y la Educación Media, no obligatoria de 2 ó 3 años. Pero, a pesar de que ya cumple casi 30 años, la ley de 1980 no se tradujo en una transformación de las infraestructuras escolares consistente con su nueva organización de 9 grados.

La ruptura curricular significa que los alumnos pasan de un diseño curricular organizado en 4 áreas del conocimiento, bajo la responsabilidad de un solo docente principal, a otro dividido en más de 11 asignaturas y 11 docentes diferentes.

Las carencias acumuladas se refieren a que los niveles de exigencia de los 6 primeros grados de Educación Básica y el deterioro del desempeño pedagógico en el aula, no permite al alumno adaptarse a las nuevas condiciones que enfrenta a partir de su ingreso en 7° grado. Los nuevos profesores los conocen menos porque cada uno pasa mucho menos tiempo con ellos que los docentes que tuvo durante los primeros 6 grados. Y el sistema de evaluación es más riguroso, ya que la evaluación en los grados anteriores fue modificada por una más cualitativa y con mayor consideración de aspectos personales o contextuales. Es pues una ruptura bastante agresiva que eleva los niveles de exigencia y que pone en evidencia todas las carencias en lo que respecta a dominio de competencias básicas como las de comprensión de la lectura y razonamiento lógico y matemático de los estudiantes.

La inadecuación pedagógica se refiere a su vez a dos factores: los cambios en la psicología de los alumnos que pasan de la infancia a la pre-adolescencia y a la adolescencia y los cambios en los contextos sociales que caracterizan la cotidianidad no escolar de jóvenes y adolescentes. Por razones que no podrán ser analizados en el presente trabajo, la pedagogía utilizada por la mayoría de los profesores a partir del séptimo grado, parece estar poco adecuada a las demandas de los adolescentes. Estos se encuentran en una etapa de la vida muy particular en la que requieren a la vez firmeza y autoridad para ubicar referencias y límites que estructuren sus aprendizajes y experiencias, y, a la vez, espacios de expresión de sus inquietudes, talentos y necesidades de socialización y de reconocimiento individual. La pedagogía tradicional que caracteriza las prácticas de aula de los profesores de las asignaturas clásicas como Castellano, Matemáticas, Biología, etc., parecen cada día menos eficaces para motivar a los alumnos en esas edades ni para producir satisfacción por el progreso y por los nuevos aprendizajes y las nuevas experiencias que ofrece o debe ofrecer la escuela. Algunos estudios que menciona este tipo de problemática al señalar que los cambios curriculares tienden a acercar la escuela y las motivaciones de los adolescentes. López, M.,Tedesco J. C. (2004)

Por otro lado, la sociedad no escolar ofrece a los jóvenes una gran cantidad de experiencias y recursos motivantes, en especial nuevas formas de comunicación a través de teléfonos móviles y las redes sociales disponibles en Internet, entre muchas otras. Y todo este mundo de estímulos atrayentes y dinámicos se da en el marco de una nueva relación con los adultos. La familia, menos integrada, muchas veces monoparental y con dificultades de comunicación y de tipo socio-económico parece tener menos poder educativo. Y la escasez de comunicación con adultos responsables ha generado, a su vez, una pérdida de autoridad y, con ella, una pérdida del valor de la autoridad de los adultos.

De modo que la escuela se enfrenta a retos relacionados con su propia estructura y organización y con retos relacionados con el mundo externo en el que viven los alumnos. Especialmente en ese período ubicado en el fin de la infancia y al momento de la ruptura física (o geográfica) y  curricular a la que se ven enfrentados cuando egresan de 6° grado e ingresan a 7°. Los sistemas educativos y los responsables de las orientaciones de políticas públicas podrían diseñar programas dirigidos a los docentes de estos niveles que aclaren estas situaciones, y anticipen dispositivos de apoyo. Estos dispositivos podrían tener como propósito brindar herramientas e instancias de apoyo y de consulta a los profesores de los alumnos en la adolescencia. Herramientas pedagógicas y redes de intercambio animadas por profesores con experiencias probadas que hayan demostrado su eficacia en la motivación de sus alumnos y en la mejora del rendimiento.

Por último, en el caso de las familias más desfavorecidas, está el costo de oportunidad. Aún cuando la escuela es gratuita, enviar a un joven entre los 12 y los 17 ó 18 años a la escuela implica un gasto familiar considerable. La ropa, los libros, los útiles escolares, ahora divididos en 11 asignaturas y 11 profesores con demandas diversas, el transporte, la alimentación diaria representan un monto llamado por los economistas el “costo de oportunidad”. Y, a ese costo se añade lo que en francés se llama “manque à gagner”, es decir el ingreso que las familias dejan de percibir por enviar al joven a la escuela en vez de a trabajar. Estudios recientes muestran que el trabajo infantil en Venezuela afecta a un 5% de la población entre 10 y 14 años (Blanco y Valdivia, 2006). De modo que ya en esas edades empieza a ser observable el aumento del costo de oportunidad. El mismo estudio muestra que los varones de 14 años de edad en el mercado laboral, representan el 14,6% de su generación. Las niñas de esa edad que trabajan, representan sólo el 5% de la misma población etárea.

Todas estas razones indican que la deserción es un fenómeno con explicaciones multi-factoriales, complejo y que debe y puede ser abordado bajo diversos ángulos. No obstante, la tesis de este trabajo es que, el sistema educativo, los educadores y la investigación educativa pueden y deben concentrarse en intentar resolver los problemas que dependen directamente de su propio ámbito. La condición socio-económica de las familias o el nivel educativo de la madre, factores que como se sabe, influyen de manera importante en el éxito o el fracaso escolar de los alumnos, son factores externos a la acción de la escuela.

5. EL VALOR DE LA ESCUELA

Se ha señalado en el presente trabajo que la pobreza no sólo es causa del fracaso escolar, sino que también puede ser entendida como su consecuencia. El hecho de que el factor más común entre las personas de estratos más desfavorecidos sea el bajo número de años de escolaridad, parece fortalecer esta relación. Y, el hecho de que el factor más común a los desertores sea el haber repetido un grado al menos, antes de abandonar los estudios, también parece indicar que, mejorando la calidad del trabajo escolar y pedagógico, se podría asegurar un mayor éxito escolar, menor exclusión escolar y menos desigualdad en el número de años de escolaridad por habitante. En pocas palabras, mejorar la capacidad de la escuela es a su vez producir justicia social.

Se trata entonces de diseñar una visión de conjunto o sistémica del proceso de escolarización, que permita fabricar soluciones educativas eficaces que se concentren en la acción escolar y en particular en la acción pedagógica del aula y del docente. Porque la deserción es efectivamente una manifestación del fracaso escolar. Pero ambos términos pueden desorientar acerca de las responsabilidades y las acciones a tomar. Desertor es aquel que decide abandonar el cuartel militar de manera voluntaria e ilegal. Llamar desertores a los alumnos que se ausentan definitivamente de la escuela es, a lo menos, poco apropiado para denominar a estos alumnos que dejan de asistir definitivamente a la escuela, antes de finalizar su escolaridad obligatoria.

Porque como lo vimos, la deserción está asociada a una serie de factores, unos vinculados entre sí, pero ninguno de ellos parece estar bajo la responsabilidad o la voluntad de los alumnos. A excepción de una tendencia reciente. En efecto, en Venezuela, desde hace algunos años, ha sido observable un incremento considerable de las inasistencias semanales y mensuales de alumnos y alumnas de escuelas urbanas situadas en sectores de bajos recursos socio-económicos y también, en escuelas rurales{4} .

Estas inasistencias, observadas en los cuadernos de control de los docentes de 1° a 6° grado, se elevan hasta el 27% de ausencias mensuales en 20% de los alumnos de cada aula. Esto puede representar para algunos alumnos hasta un 30% menos de horas y días de clase{5}.

Esto puede estar alertando acerca de la pérdida de valor de la escuela. Por una parte el niño o el joven no se siente motivado a asistir diariamente a sus clases por falta de interés o por aburrimiento. La calle, el trabajo o el deambular con amigos, puede resultar más interesante y hasta satisfactorio. Y, por otro lado, las familias de los sectores más desfavorecidos podrían tener razones, ya no solamente económicas para dejar de valorar el esfuerzo que supone enviar diariamente a sus hijos a la escuela. Esto confirma que no es el alumno el desertor. El abandono de la escuela parece responder a una convergencia de factores que terminan produciendo la desvalorización de la escuela y el retiro de los alumnos del sistema educativo tales como:

  1. la disminución de la calidad pedagógica
  2. la debilidad de las escuelas donde estudian los más pobres
  3. las escasas opciones de las familias
  4. el aumento del costo de oportunidad

Si una madre o algún familiar de un alumno, constata que, con frecuencia, hay inasistencias o retardos de los docentes, o que las clases se suspenden antes del fin del horario escolar, si perciben que el nivel del docente no se ajusta a sus expectativas, el valor de la escuela puede disminuir. Si esto sucede en uno o más años escolares, le decepción o desmotivación por la educación escolarizada puede debilitarse aún más.

6. CONCLUSIONES

La exclusión escolar puede entenderse como una inasistencia definitiva en el sentido de que el niño o la niña, el o la joven, alumno o alumna de algún nivel del sistema educativo deja de asistir a la escuela, para ya no volver más a ella.

En todo caso, el fenómeno del abandono escolar prematuro es complejo, tanto por los factores que lo causan como por las consecuencias que acarrea. Llamemos pues este fenómeno, al menos para los fines de este artículo, la exclusión escolar. Exclusión porque el término despoja de responsabilidad al alumno, y escolar para delimitar el fenómeno dentro de las fronteras de la educación formal y a las normas legales que rigen el número de años de escolaridad obligatoria.

Si se acepta que los factores relacionados con el funcionamiento de las escuelas y las pedagogías de los docentes son factores que se asocian con la deserción, ¿Cuáles son las medidas que permitirían ir encontrando soluciones a este problema?

En primer lugar información y orientación. Las escuelas y los docentes podrían recibir información acerca de las consecuencias de la deserción en el aumenta de la pobreza y en especial en la posibilidad de que sus propios alumnos, abandonen los estudios y se conviertan en personas poco protegidas de la pobreza, es decir con muchas posibilidades de seguir siendo pobres o de convertirse en personas en situación de pobreza. Identificar los grados en los que se concentra la mayor deserción y las tasas más altas de repitencia. 

En segundo lugar las instancias superiores podrían organizar equipos de trabajo en forma de redes de escuelas, que se dediquen a conocer mejor el problema tal y como lo enfrentan en su práctica cotidiana en las aulas. Estas redes podrían contar con un dispositivo de apoyo que cuente con material documental de orientación educativa y experiencias pedagógicas exitosas frente a situaciones de riesgo de deserción.

También podrían contar con docentes experimentados que hayan demostrado dominio del tema en sus propias aulas y con expertos nacionales que participen en talleres y sesiones de análisis y de propuestas directamente con los equipos de docentes que participen en las redes de escuelas ya mencionadas.

Estas son apenas algunas de las muchas iniciativas que se necesitan para enfrentar la deserción desde la escuela y desde la pedagogía, Pero haría falta otro artículo esbozar con mayor detalle las iniciativas y las experiencias que ya existen en América Latina.

Referencias bibliográficas

Ministerio de Educación (2009). Memoria y Cuenta. Caracas.

F. Blanco, C. V. (2006). Child labour in Venezuela: children’s vulnerability to macroeconomic shocks. Rome: UCW

González, L. (2000). "Deserción escolar y exclusión juvenil en Venezuela". Trabajo de ascenso. Caracas: Escuela de Sociología, UCAB, mimeo

INE. (2001). Proyecciones de población 2001-2015. . Caracas: Imprenta Nacional.

López, J. C. (2004 ). ALGUNOS DILEMAS DE LA EDUCACION SECUNDARIA EN AMERICA LATINA1. REICE - Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación , Vol. 2 (No. 1), 11 y 12.

Riutort, M. (2001). Las Causas de la Pobreza en Venezuela. En Superar la Pobreza: El Camino por Recorrer. Volumen 2, Documentos del Proyecto Pobreza. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello y Asociación Civil para la Promoción de Estudios Sociales.

Rodríguez, N. (2009). Comunicación personal. Caracas.

{1} Todos los datos educativos provienen de la Memoria y Cuenta presentada en marzo de 2009 y contentiva de datos del años escolar 1997-98 al 2007-08. Los datos económicos y demográficos son del Instituto Nacional de Estadísticas INE del segundo semestre de 2.008, último disponible para la fecha de redacción del artículo.

{2} Ministerio de Educación (2009) Memoria y Cuenta (Educación, 2009)

{3} INE: Proyecciones de población 2001-2015. Caracas 2001. Y ME: Memoria y Cuenta 2007-08. Caracas marzo 2009.

{4} Fuente: Registros de asistencias diarias en los libros de 21 escuelas rurales de los estados Apure y Sucre.

{5} Observaciones realizadas por investigadores de CICE durante el año escolar en 11 escuelas oficiales que participan en un proyecto de mejora escolar en el Estado Apure y confirmadas en 10 escuelas de la capital Caracas según comunicación personal de Nacarid Rodríguez, referida a un estudio por publicarse acerca de la calidad de la educación en la zona metropolitana de Caracas.

 

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