Al proporcionar un "comienzo justo" a todos los niños, es posible modificar desigualdades socioeconómicas, sociales y de género. Un mundo que reconozca que el mejor comienzo posible en la vida depende de la calidad de los primeros años, donde se entiende que el desarrollo emocional, psicosocial, cognitivo, espiritual, educativo, de salud y supervivencia es continuo y el aprendizaje comienza al nacer para todos los niños sin importar sus circunstancias o capacidades, es un mundo más justo.
El presente documento muestra, la función que los profesores de infantil pueden cumplir en estos tiempos de cambio frente al desarrollo de programas de mejora en las escuelas, y la consecución de una educación más justa que supere las discriminaciones y desigualdades que marginan y excluyen a los niños pequeños como pieza más vulnerable de la población. Los educadores de la infancia están en una posición ideal para realizar activamente una diferencia positiva en la vida de los niños y la de sus familias. No sólo deben transmitir información sino que deben ayudar a interpretarla y darle sentido posibilitando a los niños y niñas el ejercicio real de influir y participar en la creación de su entorno y de su propio aprendizaje. Son profesionales que actúan sobre sus creencias de manera socialmente justa y equitativa en el aula y en sus vidas.
García-Peinado, R., Martínez-Peiret, A. M., Morales, C. y Vásquez, J. (2011). Enseñar la Justicia Social en Educación Infantil. REICE. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 9 (4), pp. 93-113.
http://www.rinace.net/reice/numeros/arts/vol9num2/art5.pdf. Consultado el (Fecha).
