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.2014 - Volumen 7, Número 1
 
     

LA EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE DESDE UNA PERSPECTIVA VIVENCIAL: EL CASO DE LOS ESTUDIANTES DE LA FACULTAD DE LENGUAS DE LA BUAP
 
 

Carlos Alfredo Pazos Romero y Benjamín Gutiérrez Gutiérrez

 

INTRODUCCIÓN

Los diferentes textos que abordan el tema de la evaluación dejan entrever una cierta problemática, la cual es aceptada como algo inherente a este proceso. Esta problemática puede presentarse, por ejemplo, si los métodos o enfoques evaluativos no corresponden con los objetivos de aprendizaje. Es probable, de igual forma, que los alumnos no estudian lo suficiente, o que ellos sean muy exigentes con sus propias calificaciones. Lo cierto es que, según algunos expertos como Álvarez Méndez (2001), y desde nuestra experiencia docente, las prácticas evaluativas producen más efectos negativos en el interior del evaluado que positivos en su propia formación. Por consiguiente, nos dimos a la tarea de hacer una revisión bibliográfica, encontrándonos con pocos estudios que tratan las percepciones de los alumnos sobre la evaluación de su aprendizaje. Aunado a esto, hemos visto que la tasa de reprobación en la Facultad de Lenguas ha aumentado considerablemente los últimos años. Esto nos lleva a plantearnos las siguientes interrogantes ¿Cuál será la percepción del estudiante sobre la evaluación de una lengua extranjera? ¿El estudiante conoce los criterios de evaluación que servirán de base para la valoración de sus exámenes? ¿El alumno habrá vivido alguna situación embarazosa durante el proceso evaluativo? ¿El alumno sabrá de algunos criterios ocultos que el profesor emplea para juzgar ciertos ejercicios?

Para este trabajo, se han considerado las percepciones que tienen los alumnos sobre la evaluación las cuales deben ser consideradas con el propósito de erradicar las prácticas que afecten negativamente el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto nos permitirá llegar a contribuir a la reflexión y transformación de las prácticas evaluativas en el aprendizaje de una lengua. Los resultados obtenidos pueden motivar a investigadores y profesores a realizar otros trabajos que impacten favorablemente los procesos evaluativos en sus centros de trabajo. Estos trabajos podrían apoyar a la conformación de un marco teórico sólido en el área de la evaluación oculta del aprendizaje de una lengua extranjera.

1. FUNDAMENTOS TEÓRICOS

1.1. La evaluación del aprendizaje

Gran parte de la problemática en evaluación se debe a que los actores implicados la consideran como un ejercicio sancionador, punitivo y en ocasiones injusto. Esta percepción sobre la evaluación se debe, sin duda alguna, al enfoque tradicional que se implantó durante varias décadas. Autores como Huver y Ljalikova (2013) hablan de la existencia de rupturas y tensiones producto de la evaluación, particularmente, una ruptura metodológica derivada de la introducción de descriptores, de certificaciones. Es decir, el docente se encuentra en una dinámica de implementación y adaptación de instrumentos de evaluación diferentes al examen tradicional. Actualmente, lo que se pretende es que la evaluación vaya de la mano de la enseñanza y se busque que los profesores formen el mayor número de estudiantes con los mejores resultados. Sin embargo, coincidimos con Vial (2013) quien resalta que parte de la problemática en evaluación radica en la percepción que cada profesor se crea del proceso.

Se podría decir que se ha ido evolucionando con el fortalecimiento de los diversos enfoques evaluativos actuales, los cuales hemos percibido a lo largo de nuestra experiencia como docentes. Estos cambios se han adaptado, principalmente, a las nuevas tendencias de la educación. Prueba de ese avance significativo, observamos las numerosas publicaciones que se han realizado en los últimos años sobre las prácticas evaluativas. De ahí que las definiciones que se han elaborado sobre evaluación sean diversas y que cada una resulte válida según el contexto en donde sea aplicada.

Imbernón (1993), por ejemplo, señala que la evaluación debe convertirse en una exigencia interna del perfeccionamiento de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, en ese sentido, la evaluación es entendida como parte del proceso y no como etapa final del mismo. De ahí que los profesores se vean en la necesidad de considerar todos los ejercicios y actividades que influyen en la realización de cada uno de los objetivos de aprendizaje. Lo que se busca es, en definitiva, que el profesor cuente con todos esos elementos que le ayudarán, sin duda, a tomar las mejores decisiones en materia evaluativa.

Fernández Fraile (1993) resalta, sin embargo, la importancia del aula como el lugar estratégico donde se evidencian los resultados de cualquier método o cualquier actividad. Por lo que la labor del docente radica en juzgar esos resultados de manera que no perjudiquen al alumno al momento de tomar las decisiones sobre su aprendizaje.

Estas diferentes miradas sobre evaluación nos han llevado a reflexionar sobre algunas de las definiciones existentes, y con base en nuestra experiencia que hemos atesorado como profesores de lengua, nos hemos permitido establecer nuestra propia definición sobre evaluación, la cual se entiende como una acción educativa que forma parte del proceso de enseñanza-aprendizaje. Las etapas a cumplir son: inicial, procedimental, reflexiva y final y las fases que deben efectuarse durante las etapas son: preparación, implementación, interpretación, corrección, retroalimentación (en caso de ser necesario se debe recurrir a la autocorrección y autoevaluación) y dictaminación.

Esta definición sobre evaluación tiene las siguientes características. La información que se recoge está relacionada con los objetivos de aprendizaje y la que se juzga está ligada con los criterios de evaluación explícitos en el programa de la asignatura. El profesor y sus colegas, en caso de pruebas colectivas, son los encargados de conducir desde el inicio y hasta el final las actividades evaluativas. Los profesores-evaluadores son quienes diseñan ejercicios, test, exámenes orales y escritos, y solicitan presentaciones, exposiciones, portafolios, tareas, resúmenes, con el propósito de diversificar los medios de recogida. Los instrumentos se aplican antes de iniciar el curso (diagnóstico), durante las sesiones (formativo) y al final (informativo). Obtener este tipo de información de nuestros estudiantes permite conocer el punto de partida en cuanto a conocimientos previos y a habilidades, el avance individual y grupal de los temas estudiados y el nivel cognitivo en el que se encuentran de cara a su posterior formación. Las decisiones que se toman, bajo este concepto, corresponden a los criterios previamente establecidos en el programa. Los resultados, por lo tanto, se reflejan en una nota numérica para cumplir con el trámite administrativo y en un informe individualizado se indican los progresos y los pendientes de cada estudiante.

1.2. La evaluación de una lengua extranjera

El Marco Común de Referencia para las Lengua (2002) es hoy en día un referente importante para la regulación de la enseñanza-aprendizaje de una lengua extranjera. En este documento, la evaluación es entendida, en un sentido concreto, como la valoración del grado de dominio lingüístico que tiene el alumno. Destacamos de igual forma, y lo que sin duda alguna es la gran innovación en la enseñanza-aprendizaje de una lengua extranjera, los descriptores de los niveles de dominio de una lengua. Estos descriptores facilitan tanto la enseñanza como la elaboración de pruebas, además de que estandariza y regula el aprendizaje de la lengua. Existen, de igual forma, intentos por mejorar las prácticas evaluativas (Delmastro, 2005; Fernández Fraile, 1993; Núñez Paris, 2004; Murillo y Román, 2008; Perassi, 2009), sin embargo, podríamos decir que se han quedado en propuestas aisladas.

Es decir, el éxito en la evaluación dependerá, además de las investigaciones, de la claridad en los objetivos de aprendizaje y de los criterios de evaluación, de varios factores como son, el apoyo institucional, la formación continua del profesor, la duración del curso y la selección de los contenidos de la asignatura. Se debe tener en cuenta, como lo señalan Brown y Glasner (2007), que la evaluación recoge métodos y medios que son escogidos por razones pedagógicas y de contexto específico para reemplazar lo que, históricamente en los métodos tradicionales de evaluación, se realizaba (a menudo el examen de tres horas).

Por otro lado, Harris y Bell (1990) creen que en la actualidad no se trata de cambiar los métodos o instrumentos de evaluación que se aplican, sino la filosofía subyacente. Lo recomendable, desde nuestro panorama integrador, es escoger la evaluación que se adapte mejor a nuestros objetivos del curso. Para tal efecto y como lo refieren Brown y Glasner (2007), es recomendable que el docente responda a algunas preguntas tales como: ¿Por qué estamos evaluando? ¿Qué estamos evaluando? ¿Cómo estamos evaluando? ¿Qué es lo principal para evaluar? ¿Cuándo deberíamos evaluar?.

Es indudable que esta serie de preguntas ayudarían a situar al profesor en el momento preciso de su evaluación llevándolo a elegir los actos evaluativos que mejor se adapten a sus objetivos de la asignatura. Lo ideal es que se busque realizar una evaluación con sentido. Por ello, coincidimos con Tardieu (2013), cuando cuestiona si los tests, como parte del proceso de enseñanza-aprendizaje de una lengua, resultan útiles y eficaces.

En cuanto a una asignatura de lengua extranjera, esta puede ser evaluada de manera diferente cada año producto de las adaptaciones que vayan surgiendo. Esto lleva al docente a ir adaptando, mejorando los ejercicios, eliminando las actividades que perjudican al alumno. Sin embargo, puede darse el caso contrario, en donde no se realice ningún cambio, lo que podría generar, una evaluación estática, la cual produce una cierta seguridad al docente y de ahí la utilidad de los test.

Lo que queda claro es que si se opta por una evaluación dinámica o por una estática, ésta decisión se deberá tomar en función de los objetivos de aprendizaje y apelando a la experiencia docente. En este sentido, Brown y Knight (1994) mencionan que las elecciones que se hacen a la hora de diseñar los instrumentos de evaluación deberán estar afectadas principalmente por los objetivos particulares del curso.

1.3. La evaluación oculta

La evaluación oculta se define como aquella evaluación que complementa la evaluación reglada y se caracteriza por activar criterios implícitos que son desconocidos por el estudiante y sobresale el hecho de incidir en la evaluación asiduamente (Pazos 2010).

Algunas de sus características las hemos tomado de la definición sobre currículo oculto que propone García Santa-Cecilia (1995), Hernández (2001) y Arnaz (1989). Podemos decir que la evaluación oculta no está presente explícitamente en los documentos oficiales (planes de estudio, programas, guías), se basa en el enfoque centrado en el proceso y en el alumno, se sabe que existe, se acepta tal y como es, surge a la hora de socializarla, no se cuestiona, se defiende y se justifica si es necesario, además de que surge como respuesta a la debilidad de la evaluación reglamentada, activa intereses políticos, interpersonales, sociales, ideológicos, culturales y económicos.

Finalmente, la evaluación oculta tiene como función única remediar las carencias que puedan presentarse en cualquier otro tipo de evaluación utilizada en el proceso de enseñanza- aprendizaje agravando aún más este proceso.

2. OBJETIVOS

El objetivo de este estudio es conocer la situación actual de la evaluación del aprendizaje de una lengua extranjera desde la perspectiva vivencial del estudiante con el propósito de detectar momentos críticos que resultan del proceso evaluativo.

2.1. Objetivos específicos

  • Aplicar una guía de entrevista semi-estructurada para conocer los conceptos que se tienen sobre evaluación de una lengua extranjera.
  • Saber sobre el rol de los criterios evaluativos empleados por el profesor.
  • Detectar, en caso de existir, vivencias injustas que resultan de la evaluación.

3. METODOLOGÍA

Para esta investigación se utilizó un estudio descriptivo, el cual tiene como propósito determinar cuáles son las opiniones, actitudes y percepciones respecto a la evaluación del aprendizaje. Se empleó un diseño cualitativo a partir de un acercamiento de investigación empírica, en concreto, el estudio de casos en la comunidad de la Licenciatura de Lenguas. Se recurrió a la guía de entrevista semi-estructurada como instrumento de investigación y las fases realizadas fueron la implementación de los objetivos, después se determinó el tipo preguntas, se realizó una prueba piloto y finalmente se aplicó. Las 24 preguntas que se han establecido son de tipo cerradas y abiertas. Se pidió a los estudiantes que den su opinión y que mencionen algunos hechos relacionados con la evaluación del aprendizaje. La entrevista se aplicó a 60 estudiantes al azar de los niveles intermedio y avanzado de una población total de 110 alumnos inscritos en el periodo lectivo primavera 2012, de la Facultad de Lenguas de la BUAP de la Licenciatura en Francés. El número de participantes representa el 66% del total de alumnos, lo que permite tener una muestra representativa y confiable para efectos de la investigación.

Por cuestiones de extensión, sólo se han elegido algunos testimonios para ser reportados en la presente investigación. Las respuestas recogidas fueron codificadas e interpretadas considerando tres categorías: Percepción conceptual, perspectiva empírica y aspectos ocultos de la evaluación.

4. RESULTADOS

El estudio que hemos llevado a cabo en la Facultad de Lenguas nos ha permitido obtener las siguientes percepciones sobre la evaluación del aprendizaje de lengua extranjera Francés. Los resultados han sido codificados de la siguiente manera, el primer número corresponde al orden en el que fueron respondiendo las encuestas, la letra corresponde a la categoría del sujeto, en este caso se entrevistaron a estudiantes por lo tanto usaremos la letra E y el número siguiente corresponde al número de pregunta. Ejemplo para el primer estudiante que respondió a la encuesta tendría la codificación 1E y para su primera pregunta será 1E1. Una vez realizada la codificación, interpretamos las respuestas que nos proporcionarán, sin duda alguna, algunos indicios sobre la evaluación del aprendizaje.

La pregunta sobre la percepción de la evaluación de la asignatura de lengua meta nos arroja los resultados mostrados en la tabla 1.

Tabla 1. Percepción de la evaluación de lengua

12E2 La evaluación es deficiente porque los profesores evalúan como ellos quieren, ellos le dan unos criterios y después califican otros y tienen muchas preferencias.

14E2 Es la verificación del logro de los objetivos planteados al principio del curso.

22E2 La describo como una manera tradicional y poco provechosa, solo basada en gramática.

29E2 Es una evaluación en la que nos piden completar ejercicios de gramática así como una presentación oral para saber cómo utilizamos el idioma.

35E2 Es una evaluación más enfocada al desarrollo de las 4 habilidades.

41E2 En general, los profesores procuran evaluar las 4 competencias y en ocasiones evalúan también la gramática. Considero que es una evaluación completa.

Fuente: Elaboración propia.

El 10% de los encuestados tienen tres percepciones, la primera es de descalificación debido a que los alumnos perciben la falta de homogeneización de los criterios de evaluación. La segunda se enfoca en la evaluación de la gramática como sistema lingüístico y no en la integración de las cuatro habilidades como proceso comunicativo y la tercera la consideran como completa o adecuada.

A la pregunta ¿Cuáles deben ser los criterios en los que debe basarse la evaluación? Algunas de las respuestas que se obtuvieron se muestran en la tabla 2.

Tabla 2. Respuestas relativas a los criterios de evaluación

5E4 Básicamente, yo considero que se debe evaluar el dominio que se posee de la lengua, pero no sólo la gramática, aunque es necesaria. También sobre qué tanto pueden profundizar sobre algunos puntos importantes de la lengua, como sus orígenes culturales que aún están presentes.

11E4 En los verdaderos conocimientos de los alumnos. Creo que el examen no demuestra, en verdad, lo que el estudiante sabe, se deben explotar las habilidades de cada alumno de acuerdo a sus destrezas y se debe fomentar mucho la confianza en nosotros para lograrlo.

25E4 Conocimientos adquiridos, prácticas en clase, tareas.

46E4 Creo que para empezar, la evaluación debe ser pareja porque muchas veces es con base en favoritismos y debe incluir las 4 habilidades a desarrollar: speaking, listening, writting, reading, comprehension.

51E4 El interés y la voluntad que muestre el alumno por la materia, porque a pesar de los errores que pueda tener para aprender otra lengua, es necesario tener motivación.

60E4 En los ya establecidos dentro del aula o del programa mismo.

Fuente: Elaboración propia.

Los criterios evaluativos no parecen quedar muy claros al inicio del curso, los alumnos están en desacuerdo con algunos de ellos y prefieren que se evalúe los conocimientos de la lengua. Parece ser que algunos criterios ocultos que se consideran negativos emanan de la empatía entre el profesor y sus alumnos, lo que afecta la credibilidad y la confiabilidad del proceso evaluativo. Un alumno cree que el interés y la voluntad por aprender deben ser considerados criterios de evaluación, aunque son cuestiones intrínsecas que dificultad su medición.

En la gráfica 1 vemos que el 40% de los encuestados contestó que los profesores siempre dan a conocer los criterios de evaluación, un 22% menciona que casi siempre, un 36% ha contestado que a veces les dan a conocer los criterios y un 2% dice que casi nunca.

Gráfico 1. Criterios de evaluación de la asignatura

Fuente: Elaboración propia.

En el gráfico 2, el 33% de los alumnos respondieron que los profesores respetan los criterios establecidos en el programa, mientras que el 36% estiman que casi siempre los respetan y el 31% respondieron que a veces se acatan a los criterios.

Gráfico 2. Respeto de los criterios de evaluación existentes en el programa

Fuente: Elaboración propia.

En la evaluación de una expresión oral, el 43% menciona que el profesor a veces informa los criterios que se tomarán en cuenta. El 26% estima que los profesores siempre los dan a conocer, un 22% que casi siempre lo hacen y un 9% que casi nunca se entera (gráfico 3).

Gráfico 3. Evaluación de la expresión oral

Fuente: Elaboración propia.

En cuanto a los aspectos que se consideran en la evaluación, el examen y la participación son los criterios que predominan en las evaluaciones de una lengua (gráfico 4).

Gráfico 4. Aspectos que valoran los docentes al evaluar a sus estudiantes

Fuente: Elaboración propia.

En el gráfico 5, vemos que el 40% de los alumnos consideran está de acuerdo en que su profesor es justo a la hora de evaluarles, un 31% estima que tiene una postura neutra y un 29% están muy de acuerdo con el proceder del profesor.

Gráfico 5. Evaluación de lengua

Fuente: Elaboración propia.

El 84% de los estudiantes refieren que han vivido, durante su formación, eventos evaluativos que les han sorprendido y un 16% no los ha vivido (gráfico 6).

Gráfico 6. Imprevistos evaluativos

Fuente: Elaboración propia.

Al final de la entrevista, se les pidió que describieran una situación problemática, incómoda, sorprendente, relevante, que hayan vivido durante un proceso evaluativo. Damos cuenta de tres testimonios, los cuales se presentan como fuero relatados por los entrevistados (tabla 3).

Cabe mencionar que de los 60 encuestados, 47 estudiantes, es decir, el 78% ha narrado una experiencia y sólo el 22% no respondió.

Tabla 3. Experiencias de evaluación de estudiantes

7E24 En tercer cuatrimestre tuve una profesora que creo utilizaba los exámenes como métodos de tortura porque eran exámenes largos, tediosos, cargados de confusiones, y algunas veces contenían cosas que jamás habíamos visto. Las evaluaciones orales eran aún peor, porque mis compañeros y yo teníamos que pelear por tener una oportunidad para hablar frente a la clase, porque según la maestra teníamos que ser capaces de ponernos en desacuerdo como grupo para repartirnos las actividades; sin embargo, casi siempre todo terminaba en un caos, aunado a esto, la profesora solía burlarse o mostrar aburrimiento cada vez que exponíamos.

55E24 cuando un profesor no tomó en cuenta el trabajo de todo el curso, al final pidió un proyecto, saqué 9.5 y saqué 9 como calificación final, me pregunto, por qué si yo cumplí con todo el trabajo en clase. No supe en que se basó, le reclamé y se negó a explicarme. Me pidió que fuera un sábado y que le llevara todo mis trabajos de la clase, si los tenia me subía a 10 y fui ese día con todos mi trabajos pero el profesor nunca llegó. Lo vi el lunes próximo y ni siquiera me hizo caso, me ignoró y me puso un gesto y ya no insistí, pero yo sabía que él no se basó en los criterios acordados.

23E24 Al momento de la evaluación final, un profesor abusó de su poder y puso calificaciones a unos cuantos alumnos, acorde con experiencias sucedidas en el salón de clase, experiencias que no tenían nada que ver con el desempeño académico de los estudiantes.

Fuente: Elaboración propia.

5. CONCLUSIONES

Si bien hay más preguntas y más resultados que presentar en este trabajo de investigación, los testimonios y respuestas que se han expuesto resultan contundentes y reveladores. Este trabajo nos ha permitido situar a la evaluación del aprendizaje desde la perspectiva vivencial del estudiante de lenguas extranjeras.

En relación a la primera pregunta que nos hemos planteado sobre cuál será la percepción del estudiante en cuanto a la evaluación de una lengua extranjera, estamos en la posición de responder que el estudiante no está ajeno a los procesos evaluativos, más bien, asume una postura de aceptación-crítica debido a que perciben una falta de claridad y de homogeneización de los criterios de evaluación. Es decir, el estudiante accede a ser evaluado según los criterios establecidos en el programa y se adapta a cualquier imprevisto, aunque en ocasiones no lo comparte, debido a que de un profesor a otro, los criterios suelen ser muy diferentes, aún siendo la misma asignatura y mismo periodo. Estas irregularidades llegan a enturbiar todo un proceso evaluativo contraponiendo así la idea de Imbernón (1993) quien propone una especie de profesionalización del profesorado frente a los procesos evaluativos del aprendizaje.

En cuanto a la segunda pregunta, si el estudiante conoce los criterios de evaluación que servirán de base para la valoración de sus exámenes, se puede decir que la mayoría de los encuestados sí conocen esos criterios y están conscientes de que éstos deben integrar otros elementos como la evaluación de las habilidades lingüísticas. Nos resulta preocupante, sin embargo, saber que aún existen profesores que obvien explicar las reglas que servirán de base para verificar el aprendizaje de sus alumnos y resulta más grave aún, que los criterios establecidos en el programa no se respeten y por extensión, los objetivos del curso no se alcancen. Lo que se debe buscar es la transparencia y claridad en cuanto a los criterios y los ejercicios que entrarán en la evaluación del aprendizaje, esto nos permitirá considerar la evaluación como una acción educativa. La evaluación oculta debe pasar a ser una evaluación real del aprendizaje, es decir, aquella que se aplica realmente en el aula.

En lo que atañe a la tercer pregunta, si el alumno ha vivido alguna situación embarazosa durante el proceso evaluativo. Los estudiantes revelan que sí las han vivido, prueba de ello, son los testimonios que nos han compartido. La gravedad del asunto, desde nuestra trinchera, radica en el número de casos que se presentan y el número repetitivo del mismo hecho. Nos queda claro que las situaciones tanto negativas como positivas deben socializarse con el fin de crear una cultura evaluativa, donde la evaluación es entendida como un proceso formativo.

Por último, a la pregunta de si sabrá el alumno de algunos criterios ocultos que el profesor emplea para juzgar ciertos ejercicios, los alumnos mencionan que las preferencias, los favoritismos son algunos de los factores que influyen en las decisiones de los profesores. Desde nuestra postura crítica, creemos que estos factores deben estar alejados de los juicios valorativos porque pueden influir de manera positiva o negativa en la asignación de la nota final, lo que provocaría una desmotivación y falta de credibilidad en el proceso.

Estamos conscientes que estos resultados son muy reveladores pero no son concluyentes. Se necesita establecer una base de datos que sirva para documentar más casos, realizar investigación con docentes para comparar las percepciones que, tanto los profesores y los alumnos tienen y de esta manera establecer puntos divergentes y convergentes sobre el fenómeno de evaluación dentro del contexto específico de la Facultad de Lenguas. Esto permitiría al profesor hacer una autorreflexión sobre su método evaluativo y sobre las decisiones que toma durante el proceso de evaluación. Este trabajo debe continuar con el firme propósito de mejorar las prácticas evaluativas y de erradicar los actos de injusticia que aún se suscitan en las aulas, nos referimos a la evaluación oculta del aprendizaje, un fenómeno común en cualquier contexto educativo en México.

REFERENCIAS

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Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas. (2002). Instituto Cervantes. Recuperado el 23 de marzo de 2011 de http://cvc.cervantes.es/enseñanza/biblioteca_ele/marco/cvc_mer.pdf

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