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RIEJS
Down, B. y Smyth, J. (Eds.). (2012). Critical voices in teacher education: Teaching for social justice in conservative times. Nueva York: Springer. 306 páginas. ISBN 978-94-007-3974-1

Voces Críticas y un concepto arriesgado: Justicia Social.

“Educar para la Justicia Social en tiempos conservadores”. No, no es un editorial para la política educativa española. Y, sin embargo, tan apropiado. En España se acaba de aprobar una nueva ley general de Educación, la LOMCE. Nace con el consenso de la oposición de ser derogada cuando los números parlamentarios cambien. Es la séptima ley de la democracia. Una ley denominada de “low cost” que dejará a su suerte a los alumnos más desfavorecidos. Bajo el manto de la crisis económica se aplican políticas educativas neoliberales. Recortes en financiación, segregación por capacidades y género, sistema de valores ausentes del consenso constitucional, en definitiva una escuela que favorece a los que más tienen (capacidades, recursos económicos, género, cultura mayoritaria, etc.). Una ley aprobada en el parlamento con poder de la mayoría absoluta, pero que en la calle es contestada. Una plataforma “en pro de la Escuela pública” ha registrado 1,7 millones de firmas para promover una consulta ciudadana sobre ella. ¿Voces críticas?

El libro que presentamos aborda historias de profesores comprometidos con promover la justicia social en la formación del docente. Muestra el esfuerzo de aquellos que han enseñado materias sobre justicia social en la universidad, y que nos aportan sus conocimientos y sus prácticas en el aula. El objetivo de esta publicación es proporcionar un espacio donde los profesores puedan reconstruir su propias pedagogías, empoderar a los individuos y desarrollar una conciencia crítica que sirva para inspirar a las futuras generaciones de docentes con el fin de que se comprometan en el activismo de la promoción de la justicia.

La obra, titulada "Voces críticas en la formación de los docentes: Enseñanza para la justicia social en tiempos conservadores", parte de la tesis de que una “pedagogía crítica” es una “pedagogía política”. No es novedoso, ya Freire introdujo la idea de la enseñanza como un acto político, de forma que los educadores sean “no-neutrales” frente a un mundo que proclama el valor de la neutralidad objetiva. Este texto reclama una re-conceptualización de la educación como un acto social y político que requiere que emerja y crezca el cambio social. La pedagogía de la Justicia Social lleva inherente la crítica como planteamiento base. Una de sus formas consiste en analizar las condiciones sociales a través de la lentes del poder de manera que permita conocer cómo los diferentes poderes influyen en la sociedad; cómo funcionan, quienes están detrás del poder y quienes lo financian. El hecho de descubrir cómo se perpetua el poder y cuáles son los bloques políticos locales y de la sociedad en su conjunto favorece una visión crítica. Pero aún más, identificar cómo es nuestra propia opresión como profesores (empleados), y en qué consiste el currículo hegemónico de nuestros propios centros abre a una perspectiva de la educación transformadora.

En el otro lado, una forma de llevar a cabo las políticas conservadoras, se traduce en la tendencia a reducir la autonomía de los profesores mediante la “descualificación” de los profesores, estandarizando los currículos e impulsando una formación de los docentes regresando a una preparación que se reduce a los “básicos” y, por tanto, una mera formación de técnicos. Sin embargo, ante esta creciente política educativa conservadora los autores proponen formar docentes críticos, reflexivos comprometidos con la enseñanza de la Justicia Social. Por eso proclaman la necesidad de reorientar la formación del profesorado con la presencia de programas que recuperen espacios de reflexión para la transformación social.

El libro está organizado en tres partes. La primera hace referencia a políticas en la formación de docentes desde políticas críticas, con un enfoque de carácter conceptual sobre el contexto. Destacamos un interesante capítulo 3 sobre el redescubrimiento del discurso sobre Justicia Social, en un intento de hacer de un deseo algo práctico. Una segunda parte, que analiza diferentes prácticas de enseñanza desde planteamientos diversos como el activismo de los estudiantes, el género, la raza y la clase social. La tercera parte alude a un currículum de “denuncia”. Algunos capítulos son especialmente sugerentes desde diferentes ámbitos disciplinares como la Literatura o desde la Educación Física planteando la transformación de la formación de los profesores. Concluye la obra con dos consideraciones finales: la sostenibilidad y la ratificación del cambio.

Con cada una de las biografías se desea explicar qué significa para los autores, tanto personalmente como intelectualmente, estar comprometidos con enseñar para la justicia social. A través de sus historias pretenden contribuir a la generación de un nuevo conocimiento sobre cómo la formación del profesorado puede ser expresamente diseñada para lograr profesores críticos. Para ello muestran cómo formarles con una variedad de posturas ideológicas, que permiten examinar los peligros que hacen que las desigualdades e injusticias que están presentes en los centros y en la sociedad en su conjunto se perpetúen (Bartolomé, 2007). Sin embargo, no se trata de un libro de la desesperación sino que narra la realidad como es y la denuncia, pero también anuncia un mundo mejor (Freire, 2004). Lo que es urgente es que ante estos peligros en tiempos conservadores se de una visión alternativa de educación democrática que ponga el énfasis en la justicia social. Una visión crítica y una investigación crítica en equidad, libertad, valor cívico, preocupada por el bien colectivo.

La cuestión fundamental es cómo educar para la Justicia Social en un mundo que no es justo, ni social. Cómo evitar ser puras voces que suenan como pequeños mosquitos molestos, pero que no discutimos en profundidad, acerca de cómo reconocer que un ciudadano bien educado y democrático no puede existir sin una pedagogía del compromiso. No es fácil. Es un trabajo duro, importante, esencial. Freire nos recuerda que somos trabajadores social/culturales, que somos parte del mundo. De hecho, formamos parte de unos pocos privilegiados puesto que tenemos la posibilidad de facilitar el aprendizaje y el empoderamiento de los estudiantes. Y, sin duda, este es el momento de preguntarnos qué genera más preguntas a nuestros docentes noveles, a nuestros colegas, a nuestros administradores…, y, si cabe más importante aún, a nuestros estudiantes. de manera que les lleve a ser críticos y demanden escuchar su voz para promover una transformación de la sociedad en una más equitativa y más justa.

Referencias

Bartolomé, L. (2007). Critical Pedagogy and Teacher Education: Radicalizing Prospective Teacher. En P. MacLaren y J.L. Kincheloe (eds.), Critical Pedagogy. Where are we now? (263-268). Nueva York: Peter Lang.

Freire, P. (2004). Pedagogía de la Autonomía. Sao Paulo: Paz e Terra.

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