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2012 - Vol. 6 Num. 2 | |||||
Enseñanza bilingüe y bicultural para niños sordos en el nivel primaria |
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Introducción Los niños con diferencias no son bien tratados en las escuelas. Las convicciones éticas, morales y científicas relacionadas con la igualdad de valor de todas las personas ante sí y ante los otros, no siempre encuentran su correlación con los actos y actuaciones entre las personas que portan alguna diferencia. La institución escolar, a pesar de su vocación moral y ética de formar para la vida, no escapa a esa ausencia de correlación. A las personas nos cuesta trabajo relacionarnos con otras personas, y más si nos presentan evidentes diferencias. Desconfianza, conmiseración, compasión, sospecha, confusión, son algunas de las emociones con las cuales se acompaña el encuentro entre personas que se perciben diferentes. De ahí la dificultad, pues implica construir un camino de relación entre personas diferentes en la cotidianeidad. Tal implicación surge de la percepción de diferencia que impide razonar respecto de la posibilidad de intentar el mismo camino de relación cotidiana en el trato que con quien ya conocemos. De tal modo que la dificultad no es la intervención de las emociones, sino su capacidad de oscurecer la posibilidad de proceder con normalidad. De estas emociones nacen los proyectos de igualar el trato a los diferentes, en las escuelas y en la sociedad, con poca fortuna hasta el momento. Aquí no es el lugar para hacer la historia de estos proyectos escolares o educativos en nuestro país, y menos en el mundo. Sólo toca consignar su existencia, los intentos que entrañan y el hecho de que hasta el momento nuestro país no dispone de una institución incluyente, no obstante la existencia de escuelas concretas ejemplares en la materia. Este reporte da cuenta de una de éstas. La experiencia de inclusión reportada en este documento hace ver esta lucha entre diferencia e igualdad, precisamente en la cotidianeidad de una escuela que se niega a aceptar que la diferencia es desigualdad. Escuela cuya decisión ante la diferencia, antes de negarla o de desentenderse de ella, prefirió modificar su cotidianeidad para asegurarse la posibilidad de construir un trato entre todos sus miembros capaz de lograr la igualdad de oportunidades, la igualdad de valor para todos. El propósito del estudio de la experiencia que se reporta fue documentar de manera sistemática el surgimiento y el funcionamiento de lo que hoy es una escuela que podemos llamar “incluyente”. Estudiar un caso concreto permite profundizar en los detalles de lo realizado a lo largo de un cierto tiempo, identificar los factores de la experiencia, los favorables y los que no lo fueron tanto, y evidenciar cómo se hizo posible la construcción del caso para darlo a conocer a otros interesados en el desarrollo de escuelas inclusivas. Contexto{1} El reporte surge del estudio de la experiencia en la escuela “HM”, ubicada en los límites orientales del municipio de Guadalajara, en una zona de ingresos medios y bajos. Es una escuela mixta, de turno vespertino que trabaja de 14.00 a 18:00 horas. Tiene seis grupos, uno para cada grado de la educación primaria. Cuenta con una sala de biblioteca y computación; un aula de apoyo para los trabajos especiales con los niños con necesidades especiales; un patio alrededor del cual están las aulas, y un campo de juego. Se ha caracterizado por constituirse en una escuela abierta a la diversidad; actualmente tiene inscritos alumnos con necesidades educativas especiales (nee) asociadas a alguna discapacidad, y la auditiva es la de mayor incidencia. La mayoría de ellos procede de familia con bajos ingresos.{2} La experiencia se inicia, en el año 2005, cuando el director de la escuela admite a un niño con discapacidad auditiva. Los padres le solicitaban la admisión, pues el niño ya había sido rechazado de varias escuelas y el director decide, contra lo indicado, aceptarlo e introducirlo personalmente en el grupo correspondiente. El director se comprometió a sacar adelante la situación. “Si fuera mi hijo, no toleraría que lo rechazaran”, mencionó en una entrevista con los investigadores. Tiempo después la escuela tenía más de diez alumnos sordos inscritos y el trabajo empezó a rebasar a los profesores. De ahí surgió la petición de ayuda a las autoridades superiores, quienes concedieron el apoyo de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Escuela Regular (USAER) como equipo especializado. El ingreso de la Unidad y el apoyo organizado incluyó un análisis de la situación educativa de los niños sordos. El análisis mostró que el nivel lector de la gran mayoría de estos alumnos se encontraba por debajo de los niveles alcanzados por los niños oyentes. Además, el rendimiento escolar alcanzado era muy limitado y asimismo, su incorporación al mundo social. Con todo, esos niños tenían buenas competencias intelectuales y aptitudes para el aprendizaje. Y de ahí surge la propuesta de hacer la experiencia bilingüe, que de acuerdo al programa de trabajo la USAER en 2009-2010 señala: Objetivos generales y específicos{3} El principio que organiza los objetivos y las actividades de apoyo a la escuela dentro de la opción de una educación bilingüe y bicultural establece que para adquirir las dos lenguas el niño debe estar en contacto con las dos comunidades lingüísticas y sentir la necesidad de aprenderlas. El objetivo general por tanto es Instruir al niño sordo usando su primer lenguaje, la lengua de señas y desarrollar como segundo lenguaje el español, como lenguaje más generalizado. Los objetivos específicos son:
En suma, se pretende crear condiciones para el intercambio lingüístico, el respeto por el uso de la lengua de señas y vivir una experiencia bilingüe dentro del aula, que permita ofrecer una educación más justa para los niños sordos. Esta pretensión implica la comprensión de alumnos y maestros oyentes que la experiencia bilingüe es un proceso educativo que requiere de una transformación pedagógica. Estrategias y actividades El núcleo de la estrategia es que los niños sordos, que son expuestos a la lengua de señas, en tiempos y formas adecuadas, adquieren la lengua de señas como cualquier otro niño adquiere una lengua natural. Esta es la razón por la cual la lengua de señas se pone a su alcance , y tal cual es el principio lingüístico sobre el cual se basa el proyecto educativo de la USAER. Aplicar esta estrategia requiere:
Actividades o etapas de la intervención La intervención del apoyo especial está diseñada en ocho etapas, no necesariamente secuenciales. En primer lugar se capacita al personal docente de la escuela en los fundamentos de la Enseñanza Bilingüe. Al mismo tiempo se trabaja en un proceso de sensibilización del personal directivo, docente y alumnos de la escuela, para hacer significativa en ellos la creación de un contexto bilingüe y bicultural. Se inicia luego el trabajo con las dos lenguas (oral y de señas) dentro y fuera del aula y se procede a la integración del maestro de lengua de señas como modelo lingüístico, para niños sordos y oyentes. En ocasiones resulta necesario solicitar a los maestros y alumnos tomar un curso básico de Lengua de Señas al mismo tiempo que se inicia la enseñanza de expresiones de uso común, saludos y frases breves en Lengua de Señas a los alumnos oyentes durante la formación ordinaria como activación para la comunicación bilingüe con y entre alumnos sordos. Finalmente se planea la incorporación de la Lengua de Señas en actividades escolares tales como los actos cívicos y los socio – culturales, y se promueve la participación de la escuela en las actividades de Zona Escolar y del Sector en donde se utilice la Lengua de Señas como medio de comunicación. Principios básicos de referencia La educación de las personas con alguna discapacidad ha causado a lo largo de la historia de la educación diferentes formas de exclusión, algunas inhumanas, otras caritativas. Hasta el siglo XIX, con el triunfo fe la Revolución Francesa y la aceptación de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre fue posible pensar de manera más adecuada a la realidad de las discapacidades en la educación de niños con alguna de esas discapacidades. Inicialmente fue el acercamiento médico – clínico el que facilitó el tratamiento de ese grupo de niños y niñas, con el propósito de tratar de reducir la discapacidad y aun reponerla del todo o también prevenirla. Este enfoque de la discapacidad dio lugar a escuelas especiales para la educación adaptada a los diferentes síndromes, basadas en adecuaciones de los métodos didácticos, aplicados por tutores especializados con atención personal a cada niño. Al acercamiento médico – clínico se sumo poco a poco el acercamiento socio – antropológico mediante el cual se recuperó la existencia histórica de comunidades de personas discapacitadas que trataban por sí mismas de resolver o al menos disminuir las dificultades generadas por la discapacidad mediante una acción común que por una parte les diera identidad y por otra les permitiera interactuar con las personas y las comunidades llamadas “normales”. En concreto en la educación de niños y niñas con discapacidad auditiva se encontraron comunidades de personas sordas quienes habían desarrollado por si mismas una comunicación con base en gestos y señales corporales, que fueron los antecedentes del actual lenguaje de señas.
Estos descubrimientos aportaron otro elemento crucial: La discapacidad y la superación de la misma está influida por el contexto social e histórico y concreto en el cual viven las personas. Es decir, no obstante que, por ejemplo, la sordera o la ceguera tienen un constitutivo biológico – corporal semejante en cualquier parte del mundo, la consideración, definición y por tanto el tratamiento social y la superación de los inconvenientes que produce depende de y se arregla con los recursos de la cultura de la sociedad en la cual ocurre. De la integración del aporte médico y el aporte socio – antropológico nace una doble consideración que hoy es central en la educación de personas con sordera. Primero, al reconocer la existencia de una comunidad de sordos se reconoce que en ella se produce una construcción cultural propia, diferente de la cultura oyente y que si se reconoce, como ya lo es en casi todos los casos, la educación de la comunidad sorda debe empezar por el uso de los propios recursos culturales de esa comunidad. Y en segundo lugar, al reconocer una cultura propia de las personas sordas, en especial de la legitimidad y validez del lenguaje de señas, se reconoce que la educación de niños y niñas sordas es una educación bilingüe. Ana Belén Domínguez (2009) lo propone con claridad en la siguiente cita:
Así, bilingüismo y biculturalidad son hoy los principios que orientan la educación de los niños y las niñas sordas y que hace posible que la educación de niños y niñas sordas suceda en los mismos establecimientos educativos a donde acude la población infantil y juvenil en general. En el caso de la escuela investigada en un momento dado, después de los primeros intentos de los actores por trabajar con los niños sordos aceptaron la definición de la sordera desde la perspectiva socio-antropológica la cual reconoce a la persona con discapacidad auditiva como alguien diferente, perteneciente a una comunidad lingüística minoritaria, que posee como lengua natural la lengua de señas del país, diferente a la de las demás lenguas, con una estructura y gramática propia. Así, se aceptó considerar al sordo como alguien con su cultura propia, como una persona con necesidad de una educación bilingüe y bicultural, en la cual entra en contacto con dos lenguas (oral y de señas) para facilitar la interacción con otros niños sordos y con los niños oyentes. La educación bilingüe para los alumnos sordos se arraiga en el modelo cultural y en la evidencia de que la lengua de señas sirve como medio para la competencia lingüística. También refuerza el sentido de identidad cultural y afirma sus derechos como grupo lingüístico minoritario. Una institución colombiana el Instituto de Audición y Lenguaje Centrabilitar, propone una formulación para identificar la educación bilingüe y bicultural que coincide con el pensamiento de los responsables del proyecto en la escuela:
La lengua natural de las personas sordas es la lengua de señas porque surge de forma natural en la relación diaria entre esta población, en respuesta a su condición de personas con limitación auditiva, por lo cual sus canales de emisión son corporales y espaciales, y los de recepción, visuales. La cultura del sordo está centrada en la percepción visual, su mundo está basado en la vista, y su idioma es la lengua de señas. Como toda lengua, la lengua de señas es uno de los principales elementos en el desarrollo del niño como parte y miembro de una sociedad, que a través de ella recibe los modelos de vida de esa sociedad y la cultura que la sostiene, los parámetros étnicos de pensamiento y de comportamiento. La segunda lengua –oral y/o escrita- de sus padres y de la sociedad en la que el sujeto está inmerso es necesaria para comunicarse con los seres que desempeñan un papel importante en la vida del niño sordo y para su participación en el mundo oyente. En la escuela que nos ocupa fueron los datos pobres del aprendizaje y el comportamiento no adaptado encontrados en la población de niños sordos, los que provocaron en el personal de la escuela y de la Unidad de apoyo externo una preocupación acerca de la atención que se estaba ofreciendo a estos alumnos, reconociendo la necesidad de introducir modificaciones, fundamentalmente en dos aspectos:
Modificar la comunicación y el contexto escolar los llevó a interesarse por impulsar la enseñanza bilingüe (lengua oral y/o escrita y lengua de señas) en todos los alumnos de la escuela, de modo que los oyentes, alumnos y profesores, también aprendieran lengua de señas y cambiar el paradigma sobre la manera de conceptualizar al niño sordo, así como el método de enseñanza usual con el cual se le ha ofrecido atención escolar a esta población en la educación pública mexicana. En la enseñanza bilingüe la planeación del lenguaje, es un pilar fundamental en el abordaje de la problemática que rodea a las personas sordas, entendida como una situación lingüística; por ello se debe pensar en un programa en que se favorezcan ambas lenguas, la de señas y la oral/escrita. La educación bilingüe refuerza el sentido de identidad cultural y afirma sus derechos como grupo lingüístico minoritario, como señalan Melgar y Moctezuma (2010, Pág.7):
Esta clase de educación requiere además, propiciar una identidad circunscrita a un grupo o comunidad de sordos y asociados a sordos, ya que estos grupos no dejan de estar disociados de comunidades de oyentes, por lo que el bilingüismo es así un medio de la integración bicultural. Evitar el paso de reconocer la cultura de los niños sordos y la existencia de comunidades de personas (niños, niñas y adultos) puede evitar que el sordo viva y se desarrolle en un entorno que lo expone a ambas lenguas (de señas y oral). En un entorno así el niño y la niña absorbe las normas culturales que el aprendizaje de ambos idiomas conlleva. Se construye así, como señalan Melgar y Moctezuma (2010), el ambiente de frontera en que vive el niño sordo es en realidad uno: bilingüe-bicultural. Integrar a los sordos al resto de la comunidad educativa y de la sociedad implica no eludir que la sordera existe como colectividad. Según Fridman (2000) para ello es indispensable el desarrollo de la comunicación lingüística como medio de identidad colectiva. De lo contrario la comunidad de sordos seguiría en condiciones de inequidad y con ello de desintegración de las relaciones familiares y sociales. La educación bilingüe y bicultural en la escuela de referencia en este artículo se aplica, de manera parecida a otras experiencias, mediante la generación de dos programas de trabajo: Lengua de señas y Lengua oral. El primero se organiza desde la comprensión de las señas como herramienta de comunicación y pensamiento, con lo cual se atiende el aspecto comunicacional; y como vehículo de transmisión de conocimientos, y se desarrolla en dos vertientes: Acercar al niño sordo a la Lengua de Señas para que la adquiera de manera natural, y segunda: Trabajar aspectos importantes y propios de la gramática de la Lengua de Señas para lograr un dominio de la misma. Domínguez (2009) lo establece como sigue:
El programa en Lengua Oral sienta las bases para promover las competencias en la lengua oral que es el código comunicativo mayoritario y también tiene dos vertientes: Desarrollar habilidades para entender a los oyentes, lectura labio facial y entrenamiento auditivo. Y, acceder a la lectura y escritura, es decir, relacionar los significados en la Lengua de Señas con los significantes en Lengua Escrita. Domínguez (2009) explica lo anterior con la formulación siguiente:
Otro principio de la educación bilingüe sugiere la importancia de que cada lengua esté representada por una persona distinta, una para cada lengua: una persona sorda enseñante, nativa de preferencia, y una persona oyente. La presencia de un enseñante sordo nativo tiene mayor capacidad para ofrecer modelos lingüísticos de la lengua de señas significativos al alumno y favorecer la relación y comunicación con otras personas sordas. La opción adoptada por la Escuela como se ha señalado es el bilingüismo, el cual aplican a todos los niños y niñas de la escuela, pues como se ha dicho sordos y oyentes aprenden lenguaje de señas y lengua oral/escrita. En esta opción es importante distinguir entre lo que se denomina bilingüismo sucesivo (primero asegurar la competencia de una lengua, la lengua de señas), para sobre ella montar competencia en una segunda lengua, la lengua de las personas oyentes, principalmente en su modalidad escrita), y el bilingüismo simultáneo que plantea la adquisición/aprendizaje de ambas lenguas, desde el comienzo de la acción educativa. El bilingüismo sucesivo es el que se aplica en la escuela por parte de los educadores de la Unidad de apoyo y por los propios maestros de la escuela, de acuerdo a las sugerencias de los documentos internacionales para la atención de población sorda tanto de la ONU (1993) como de la UNESCO (1994). Metodología de trabajo escolar En cuanto a la metodología de trabajo en la escuela ha resultado fundamental contar, además de la contribución del Director y de los docentes de la escuela, con los recursos humanos especializados, tanto del Maestro sordo, como del equipo de la USAER. 1. Maestro sordo. La escuela cuenta con un maestro sordo nativo, y esta nota breve acerca del contexto de este maestro ayuda a comprender su aportación. Tiene una historia de lucha con base en la resiliencia para vencer la discriminación y la marginación personal en la que vivió sus primeros años. En esa historia de logros está el ser maestro de educación básica y de educación especial especializado en lenguaje de señas y reconocido por ser de los muy pocos maestros sordos dedicados a la enseñanza en aula. Vive en la cultura silente y también en la cultura oyente, pues ha construido una familia. Es bicultural y bilingüe. En su narrativa resalta un ingrediente clave de la inclusión: Un niño sordo puede aprender el lenguaje de señas sin aprender a comprender lo que ve. Si se logra que comprenda lo que se le dice podrá incluirse en la conversación con otros. Si no lo logra será o permanecerá al margen. De ahí que el maestro centre su trabajo en “ejercicios de comprensión” de lo que los niños, todos, “oyen” mediante las señas. Sostiene que los sordos aprenden de manera diferente a los oyentes, y aunque no puede explicar en detalle cómo es ese aprendizaje diferente, sí da cuenta de evidencias de tal diferencia y de éstas desprende sus prácticas. La presencia del maestro ha hecho posible prácticas comunes y colectivas de todos los alumnos y personal de la escuela en lenguaje de señas, pues él trabaja para que todos aprendan los dos lenguajes. Por ejemplo, la activación física a media tarde, ejercicios de “canto de señas”, juegos de grupo para sordos y monitoreo de estos alumnos en el aula regular, en la cual ambos maestros, sordo y oyente se dirigen a los alumnos sólo con señas. Sin duda, la presencia de maestro sordo es fundamental para construir una escuela bilingüe. 2. El apoyo de la USAER. Esta unidad está formada por cinco profesionales: Una pedagoga, una psicóloga, una audiómetra fonómetra, un especialista en problemas de aprendizaje. La pedagoga trabaja dentro de las aulas como monitora de los alumnos con necesidades educativas especiales. Los demás integrantes trabajan en el aula de apoyo una o dos veces por semana con grupos pequeños de alumnos con alguna necesidad especial. También deciden junto con los maestros de grupo las adecuaciones curriculares para estos estudiantes. La unidad depende de una dirección diferente de la cual depende la escuela por lo que para los integrantes de la USAER la colaboración del director y de los maestros con las actividades no curriculares propuestas por ellos ha facilitado el avance de los niños con dificultades y por consecuencia la mayor inclusión de éstos. Metodología de la investigación Con la finalidad de conocer los elementos de la vida cotidiana de la escuela se realizaron observaciones no participantes de aulas y del patio escolar. Se observaron y registraron 12 sesiones de clase en las cuales se cubrió a todos los grupos de la escuela. Con base en los registros se elaboró una sistematización de lo que sucede en la vida cotidiana de la escuela. La información se organizó en tres grandes categorías, obtenidas a partir de inducción del contenido de los registros de tipo etnográfico que se realizaron. Se seleccionaron las que resaltan las realidades de inclusión – exclusión y sobre todo, las que dejan ver qué tanto opera en la cotidianeidad el modelo bilingüe y bicultural. Las categorías son: Socialización y comunicación. Relación heterogeneidad – homogeneidad de los grupos. Maestro como creador de entorno de trabajo. 1. Socialización y comunicación
En la escuela observada resultan relevantes las formas de comunicación entre los actores. Es evidente un esfuerzo por consolidar la comunicación bilingüe y bicultural, y los profesores trabajan para lograr comunicarse apropiadamente. Se observa, primero que nada, como forma de comunicación la importancia del modelaje por parte de alumnos y profesores para realizar las actividades escolares generales, un ejemplo de esto es el siguiente:
Además del modelaje, la comunicación se manifiesta a partir del uso más generalizado del lenguaje con señas. En diferentes grupos, los docentes titulares utilizan lenguaje de señas para con los niños sordos, como lo demuestran los siguientes dos fragmentos:
Este tipo de comunicación favorece la inclusión porque permite trabajar al grupo respetando las necesidades de los alumnos sordos; sin embargo se manifiesta, en términos de comunicación, una fuerte dependencia hacia la labor del monitor; es decir, aún no hay autosuficiencia en la comunicación entre docente y alumnos, aunque el contacto constante con el lenguaje y la cultura sorda puede tener logros significativos.
Resulta importante también señalar la importancia del contacto físico entre los alumnos, monitores y profesores, como forma de interacción y socialización. Algunos ejemplos son los siguientes:
El contacto físico puede ser considerado como una manifestación de la inclusión puesto que tiende a disminuir barreras entre los actores, a volver cotidiana la interacción con “el otro”, “el diferente”. 2. Relación heterogeneidad – homogeneidad entre los grupos de los alumnos En la escuela observada es evidente la relación de dos grupos diferentes: los alumnos sordos y los oyentes. Esta relación, llamada aquí de homogeneidad - heterogeneidad, presenta características particulares que se destacan a continuación. Primeramente es posible señalar que en la dinámica del salón de clases se pone muchas veces como centro a los alumnos sordos. Esto implica, además de adecuaciones curriculares que se destacan posteriormente, un trato diferenciado entre los dos grupos. Por ejemplo, se permiten situaciones diferentes para los tipos de alumnos:
De igual forma, en múltiples ocasiones se detecta que el ritmo de la clase es llevado por los alumnos sordos:
Esta situación también se ve expresada por detalles como el reforzamiento constante a las actividades de los alumnos sordos, cuestión que no se ve igual de explícita en el otro grupo:
Dentro del grupo de alumnos sordos, es evidente también que la participación de las niñas se encuentra más consolidada que la de los niños, este es un patrón que se sigue en varios de los diferentes grupos. Un ejemplo de esto es el siguiente fragmento: Al rato cambian la actividad y el niño sordo se ve perdido, la maestra lo jala y lo junta con otro niño para que sea su pareja en el siguiente ejercicio, donde tenían que unir sus brazos y caminar juntos. A este niño lo llevaban cargando prácticamente, mientras que por otro lado la niña con problemas auditivos lleva cargando a la niña que es su pareja de ejercicio. (Observación/ 4 de noviembre de 2010/ Grupo: 1º) 3. Maestro como creador de entorno de trabajo Un aspecto importante de la inclusión es la posibilidad de realizar adecuaciones curriculares pertinentes para el trabajo adecuado de todos los alumnos. En este sentido, la escuela observada presenta una serie de acciones generadas por los profesores que fortalecen la inclusión en esta lógica. Es evidente el énfasis explícito que se realiza por parte de la mayoría de los profesores por hacerse cargo del aprendizaje de los alumnos sordos:
Para favorecer esto, se da una colaboración constante entre los monitores y los docentes; se dan instrucciones y actividades adecuadas para los alumnos sordos y hay apoyo explícito para este grupo.
Un comentario de uno de los profesores que se encarga del trabajo con los alumnos sordos remarca la importancia su trabajo:
La experiencia de la maestra titular de este equipo de trabajo se vuelve especialmente evidente cuando se compara con la observación realizada a un grupo con una maestra suplente, que no comparte la metodología de trabajo. En esta observación se denotan dos características de este tipo de trabajo. La primera es que se dan instrucciones comunes a todos los niños, en algunas ocasiones primero modeladas por la maestra, con rigidez explícita en el tipo de actividades:
La segunda es que no existe un monitoreo por parte de la maestra sobre las actividades de los alumnos, ni por sus necesidades especiales:
Esta situación denota un cambio considerable con el grupo anterior, en este grado. Ante la conducción de una maestra suplente, los alumnos con nee se vuelven “invisibles”. La interacción no es diferenciada, ni hay evidencia de que se responda a las necesidades de todos los alumnos.
Aunque se realiza una actividad común, enfocada a la comprensión, la monitora y el monitor establecen énfasis diferenciados dependiendo de las características de los niños.
Por último, aún con esta necesidad de la participación del monitor, la figura central de autoridad en el aula es el profesor:
Análisis De manera sintética el análisis de las tres categorías anteriores y las evidencias y contra – evidencias encontradas en la observación dejan ver al analista cómo son los aspectos de la vida cotidiana escolar y los que se practican de manera incluyente o no. Es la atención del profesor a un alumno la que puede realizarse con respeto a la diferencia y con fórmulas tales que susciten la inclusión. Si una maestra “traduce” en lenguaje de señas, lo que una persona invitada expone o conversa con los alumnos, facilita la inclusión de los sordos, dado que el invitado no domina esa lengua. También si un profesor propicia, permite y promueve la colaboración entre los alumnos, desde el acomodo físico de pupitres y mesas, hasta en las indicaciones para atender una tarea o un ejercicio. Si una actividad común, como es la activación física, permite reunir en el patio escolar a todos los alumnos sin distingos y se conduce la actividad con música, con un monitor de los propios alumnos que da las indicaciones con lenguaje de señas y a todos los alumnos se les pide participar (“cantar”) con lenguaje de señas, la inclusión es evidente. En la vida cotidiana se juega la convivencia incluyente o no. La escuela está llena de oportunidades de socialización y, de manera semejante a otras instituciones, lo que suceda en la práctica depende de la comunicación entre los participantes. La observación de la escuela deja ver que en esta escuela muchas de las prácticas de socialización y de comunicación ayudan a la inclusión. Sin embargo, no hay homogeneidad en las relaciones entre los grupos de alumnos. De hecho es observable que ni siquiera los mismos alumnos con discapacidad son un grupo homogéneo, tal como más adelante se explica. El alumno con discapacidad “debe” ganarse el lugar entre la comunidad de alumnos regulares, quienes, como lo hacen con cualquier novato, “cobran” la inclusión al grupo, tal como sucede en cualquier grupo humano ya formado ante la llegada de un nuevo miembro. La cuestión es que en el caso de niños y niñas sordas, el suceso puede dejar una huella asociada a su baja autoestima. Sucede también cuando en un grupo conduce las actividades una maestra o maestro suplente que no domina las prácticas incluyentes y genera por ese hecho la invisibilidad de los niños/niñas con discapacidad. La observación y el registro analizados muestran una realidad: el maestro es el constructor de la inclusión en el aula. No obstante, no es necesario que domine a la perfección los detalles de una comunicación incluyente o de un entorno de igual cualidad. Basta con ser respetuoso de quien sí lo sabe hacer, mantenga una atención y escucha muy fina a las acciones y signos de los niños/niñas con discapacidad, y se deje ayudar por los profesores monitores más conocedores y experimentados. El ejemplo más evidente de la construcción de entornos incluyentes por parte del maestro es, dentro del contexto bilingüe, la participación de los maestros sordos como modelo lingüístico de la lengua de señas. Su finalidad es que los alumnos sordos tengan un modelo de personas sordas exitosas, dentro y fuera del aula, para favorecer con ello su desarrollo y autoestima. Análisis de aspectos incluyentes (o no) de la práctica educativa
Las aportaciones de las entrevistas respecto de los factores y condiciones favorables a la inclusión refuerzan lo observado en la escuela. En síntesis:
Balance de la experiencia El balance realizado por parte de la escuela y la USAER al inicio del curso 2010 – 2011 contiene en sus notas básicas una valoración de la experiencia como sigue: Relevancia Esta experiencia es relevante por el acrecentamiento de las condiciones contextuales para la enseñanza bilingüe. El colectivo escolar ha mostrado interés y disposición para conocer y aplicar la lengua de señas con los alumnos, se han generado condiciones para nuevos ingresos de alumnos sordos a la escuela.
Los alumnos sordos han adquirido mayor comprensión los aprendizajes académicos de las asignaturas de español y las matemáticas. La comunidad estudiantil ha acrecentado los valores de respeto a las personas, la aceptación de las diferencias y ha modificado sus prejuicios de barreras de comunicación. Los alumnos sordos han aprendido a convivir en un escenario bilingüe, son más expresivos, autónomos, saben defender sus puntos de vista.
Los alumnos tuvieron incrementos en los puntajes de la prueba ENLACE. Los alumnos sordos fueron promovidos de grado escolar con adaptaciones curriculares menos significativas en relación a los años anteriores. Con esta acción a nivel de comunidad escolar, con el apoyo de los profesores en los grupos donde están los alumnos sordos, se observa:
Además de estas acciones de convivencia, la escuela ha participado en la zona escolar en la Interpretación del Himno Nacional en Lengua de Señas.
La Escuela ha sido reconocida por asesores del Programa de Fortalecimiento para la Integración Educativa y la Educación Especial, como una experiencia exitosa en la atención educativa de los niños sordos, bajo un enfoque de enseñanza Bilingüe (lengua de señas-español) en donde niños sordos y oyentes han aprendido conocimientos en ambas lenguas y se han fortalecido las interacciones sociales logrando con ello una mayor convivencia entre los alumnos, maestros y padres de familia. La creación de un modelo bilingüe dentro de la escuela, como base para la instrucción en el aula da cuenta del papel que juega la lengua de señas dentro y fuera del aula, por ser el vehículo del pensamiento, aprendizaje y desarrollo de la persona sorda. Se destaca la participación de los maestros sordos como modelo lingüístico de la lengua de señas, con el fin de que los alumnos sordos tengan un modelo dentro y fuera del aula de personas sordas exitosas, y con ello favorecer su desarrollo y autoestima. En la época en que se visitaba la escuela para realizar el presente estudio, ésta se encontraba llevando a la práctica las actividades recomendadas por la USAER, con un número mayor de niños en situación de discapacidad y con logros relevantes, pues la experiencia ya se había notado en niveles altos de la jerarquía educativa y aparecía como ejemplo destacado en la integración de niños silentes a la escuela regular; se mantenía con sus propios recursos y atendía a cerca de 110 alumnos con base en un compromiso colectivo de maestros, director, supervisor, educadores de la USAER y otras autoridades.
La experiencia vivida y recuperada nos permite coincidir con aseveraciones de los investigadores. Por ejemplo, aparece evidente tal como afirma Claros-Katchner (2009) cuando señala que la comunidad sorda puede estar formada tanto de personas sordas como de oyentes. En la comunidad educativa esta perspectiva conlleva la importancia de incluir no solo niños sordos sino también maestros sordos. Mientras que algunos señalan (Wright 1987) que el ser sordo restringe a una participación en comunidad de sordos, otros demuestran que la membrecía en la comunidad puede ser más abierta, como es el caso aquí estudiado, de tal manera que la comunidad educativa donde el niño sordo es reconocido como tal, la escuela deja de ser una escuela de oyentes y pasa a ser una comunidad sordo-oyente. La sordera deja de pertenecerle al niño y pasa a ser parte de la comunidad educativa. Además, es evidente también como el problema bilingüe-bicultural se ha mantenido en una tensión dentro del campo de la equidad en la educación; es el antiguo paradigma de la redistribución frente al del reconocimiento. Acorde al primero, la principal causa de la inequidad social deriva de la mala distribución de recursos materiales y no material de la sociedad. Esta postura es desarrollada principalmente por Rawls (1971,1999). El segundo, el paradigma del reconocimiento, critica al primero por considerarlo demasiado individualista y por privilegiar las relaciones económicas como el aspecto más importante de la relaciones humanas en la sociedad. Entre sus exponentes están: Fraser (2003), Gewirtz (1998, Young (1990), entre otros. El problema de la equidad educativa vinculado a la inclusión de los niños sordos y más en concreto a la comunidad sordo-oyente, si bien solo queda apuntado en este trabajo, resulta necesario tener presente el conjunto de relaciones que en torno al problema bilingüe-bicultural tienen lugar. Conclusiones La pregunta central es: ¿Qué hace democrática a esta escuela?
Así pues, no se trata de una escuela democrática por causa de prácticas de participación o de decisión colectiva o formación cívica. Es democrática porque la vida cotidiana escolar está organizada por el valor de la convivencia. Bibliografía Alonso, P. y Echeita, G. (2006). Barreras para el aprendizaje y la participación de los alumnos sordos. En V. Acosta (Dir.). La sordera desde la diversidad lingüística y cultural. Construyendo escuelas inclusivas en la educación de las personas sordas. Barcelona: Masson. (citado por Dominguéz, Ana, Belen op cit.). Booth, T., y Ainscow. M. (2000). Index for inclusión .Guía para la evaluación y mejora de la educación inclusiva. Madrid: Consorcio Universitario para la Educación Inclusiva (2002). (citado por Dominguéz, Ana, Belen op cit.). Claros- Katcher, R. (2009). La Inclusión de las personas sordas, como grupo étnico, en los sistemas educativos. Revista Latinoamericana de educación Inclusiva. Vol. 3 Num. 1, 63-75. Domínguez, Ana B., (2006) Educación para la inclusión de alumnos sordos. Visto (Octubre 2011) en http://www.rinace.net/rlei/numeros/vol3-num1/art4.pdf.
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{1} Para respetar la privacidad de los datos personales se optó por no utilizar nombres sino siglas cualesquiera. {2} Conviene aclarar que el reporte enfatiza el tema del trato a los niños silentes. No obstante el proyecto de la escuela es de trabajar con todos los niños con necesidades educativas especiales. {3} Estos datos son una síntesis de los autores de aquellos proporcionados por los responsables del Programa {4} Centro de Atención Múltiple, escuela pública para tratar con niños y niñas de diferentes discapacidades. |
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