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2013 - Vol. 7 Num. 1  
           
  El valor del "Diseño Universal de Aprendizaje" para la Educación Inclusiva  
           
  F. Javier Murillo y Cynthia Duk  
     
 

En América Latina, muchos niños, niñas y jóvenes que asisten a la escuela no están aprendiendo lo necesario. Las diferentes evaluaciones nacionales, regionales e internacionales desarrolladas hasta el momento muestran de manera consistente que un alto porcentaje de estudiantes que cursan la educación básica no alcanzan las competencias mínimas ni en el área de Lenguaje y Matemática, ni en ninguna de las evaluadas. Este hecho, más allá de generar alarmistas titulares de prensa, tiene y tendrá serias consecuencias para el futuro académico y profesional de estos millones de estudiantes.

Si bien son diversos los factores tanto personales, familiares, escolares y sociales que inciden en el desempeño académico, la desigualdad en los resultados entre los sectores y grupos sociales más y menos favorecidos, deja al descubierto la preocupante realidad que afecta a los estudiantes en situación de mayor desventaja o vulnerabilidad. En particular, aquellos que viven bajo condiciones socioeconómicas precarias, en zonas rurales o aisladas, provenientes de culturas y etnias minoritarias, que presentan dificultades de aprendizaje o algún tipo de discapacidad, logran sistemáticamente peores resultados.

Esta situación pone de manifiesto que el problema de la educación en la región no se resuelve garantizando a todos el acceso a la escuela u ofreciendo más años de escolaridad obligatoria. Aunque estas son condiciones indiscutibles, es necesario, al mismo tiempo, poner atención en aquellos factores y enfoques de enseñanza que facilitan que todos los estudiantes accedan a los contenidos de aprendizaje y progresen en el currículo a lo largo de la trayectoria escolar. Por ello defendemos con fuerza que el principal desafío en la región es reducir la desigualdad en el aprendizaje, ofreciendo oportunidades educativas más equitativas y de mejor calidad a los grupos más vulnerables, que son los que se encuentran en mayores riesgos fracaso escolar y, con ello, de exclusión social.

Para que la educación sea para todos y no más para unos que para otros, tiene que tener presente la diversidad características y necesidades con que los estudiantes enfrentan el aprendizaje y explorar modelos, metodologías y respuestas didácticas que les permitan alcanzar los objetivos educativos en la máxima medida posible a todos.

Desde esta perspectiva, parece necesario avanzar hacia una pedagogía inclusiva, como forma de superar las prácticas educativas diseñadas para las mayorías que ofrecen experiencias adicionales o diferentes para algunos, y que en general se basan en enfoques remediales centrados en las dificultades o carencias de los alumnos y no en los retos que implica para la enseñanza atender la diversidad (Florian y Black-Hawkins, 2011). Se trata de extender lo que normalmente se dispone para la mayoría, haciendo  que sea  accesible a todos.

En este contexto, en los últimos años ha cobrado gran interés el llamado "Diseño Universal" aplicado a los procesos de enseñanza y aprendizaje, constituyéndose en un modelo válido para guiar la práctica educativa. Se trata de un conjunto de principios para desarrollar un currículo inclusivo que proporcione a todos los estudiantes igualdad de oportunidades para aprender (CAST, 2011). 

Desde su surgimiento en Estados Unidos en el ámbito de la arquitectura bajo el principio de accesibilidad universal, el Diseño Universal se ha ido extendiendo con éxito al ámbito de los servicios y productos (The Center for Universal Design, 2008). En el campo de la educación ha tomado el nombre de "Diseño Universal para el Aprendizaje" (DUA, o UDL por sus siglas en ingles). En esencia se sustenta en la experiencia del diseño arquitectónico, en los avances en el uso de las TIC en educación y en los hallazgos de investigaciones en neurociencias. Estos estudios han permitido identificar tres redes cerebrales que intervienen en los procesos de aprendizaje: a) Red de reconocimiento, encargada de reconocer e interpretar la información; b) Red estratégica, encargada de generar patrones motores y acciones; y c) Red afectiva, encargada del significado emocional e implicación en el aprendizaje.

Según Rose y Meyer (2002), estas tres redes se relacionan con el Qué, el Cómo y el Por qué se aprende, dando lugar a tres principios fundamentales que los autores proponen para la aplicación de este enfoque a la enseñanza:

  1. Proporcionar múltiples medios de presentación y representación. Se basa en  las diferencias que manifiestan los estudiantes en la forma de percibir y comprender la información que se les presenta, de tal forma que considera diversas modalidades sensoriales, estilos de aprendizaje, intereses, preferencias.
  2. Proporcionar múltiples medios de expresión y ejecución. Reconoce diferencias en la forma en la que los estudiantes interactúan con la información y sus conocimientos y en la manera que demuestran el resultado de su aprendizaje. Y, de esta forma, considera todas las formas de comunicación/expresión, la aplicación de estrategias cognitivas y meta cognitivas.
  3. Proporcionar múltiples formas de implicación y motivación: Se refiere a las diversas motivaciones para implicarse en el aprendizaje. Esta idea ofrece una adecuada respuesta a variados intereses y preferencias, a las diversas formas de participación, así como los principios de autonomía, elementos de novedad, personalización y variedad.

En definitiva, este modelo se fundamenta en la idea de que la diversidad es la norma, no la excepción, y pretende corregir la principal barrera para aprender y participar que enfrentan muchos alumnos, como son los planes de estudio diseñados e implementados de manera uniforme, sin considerar las diferencias.

Cuando los programas de estudio están diseñados para satisfacer las necesidades de grandes grupos, se tiende a excluir a las personas con capacidades, estilos, ritmos de aprendizaje, antecedentes, preferencias diferentes, vulnerando así la igualdad de oportunidades para aprender. Los estudiantes más vulnerables o en riesgo de fracaso y exclusión son los que se enfrentan con mayor frecuencia a esta barrera, pero para muchos otros, tampoco las clases están diseñadas para satisfacer sus necesidades de aprendizaje (Duk, Loren y Fuenzalida, 2009)

El elemento “universal” no implica una solución óptima para todos, sino una multiplicidad de opciones, flexibilidad y personalización del proceso educativo. En este sentido, el DUA se refiere a un proceso por el cual la planificación curricular (es decir, objetivos, contenidos, métodos, materiales y evaluaciones) es intencional y sistemáticamente diseñada desde el principio (“a priori”) pensando en todos y cada uno de los alumnos, de modo de dar respuesta a las diferencias individuales, y generando un mejor ambiente de aprendizaje para todos los estudiantes. Este enfoque contrasta con el currículum típico “a posteriori”, fundamentado en una perspectiva de “remediación” donde los cambios y adaptaciones, se hacen después del planeamiento curricular (CAST, 2011).

Con todo ello, es posible afirmar que el DUA es una interesante propuesta que permite afrontar el desafío de la diversidad, y sugiere materiales educativos, técnicas y estrategias flexibles que posibiliten que un programa de estudio satisfaga necesidades de aprendizaje variadas. Sus características le hacen ser accesible y aplicable para todos los estudiantes, independientemente de sus condiciones y contextos, y aplicable a diferentes niveles educativos.

Sin duda un valioso aporte para avanzar hacia un curriculum más equitativo y pertinente para todos, que contribuya a una educación y sociedad más justa, cohesionada e inclusiva.

Referencias bibliográficas

CAST (2011). Universal design for learning guidelines version 2.0. Wakefield, MA: CAST.
http://www.udlcenter.org/

The Center for Universal Design (2008). Universal Design History. Recuperado de
http://www.ncsu.edu/www/ncsu/design/sod5/cud/about_ud/udhistory.htm

Duk, C., Loren, C. y Fuenzalida, I. (2009) Criterios y orientaciones de flexibilización del curriculum para atender la diversidad en los distintos niveles y modalidades de enseñanza. Santiago de Chile: Ministerio de Educación - Universidad Central.

Florian, L. y Black-Hawkins, K. (2011) Exploring Inclusive Pedagogy. British Educational Research Journal, 37(5), 813-828.  doi: 10.1080/01411926.2010.501096

Rose, D.H. y Meyer, A. (2002). Teaching Every Student in the Digital Age: Universal Design for Learning. Alexandria, VA: ASCD.

 
     
 
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