En el último cuarto de siglo, la investigación educativa y los documentos pedagógicos hablan de eficacia docente, recursos educativos, evaluación, tecnología didáctica, resultados, eficiencia, orientación al rendimiento, éxito…. pero es casi imposible encontrar alusiones a los sentimientos, las emociones y los afectos. Expresiones tales como vocación de maestro, pasión o entusiasmo por la enseñanza, amor a los alumnos (y no digamos compasión) estaban proscritas como sentimentalismos ajenos a la profesionalidad de los docentes, a la ciencia pedagógica y, desde luego, a la orientación empresarial, tan en boga en los últimos tiempos.
Referencia original:
Muñoz-Repiso, M. (2008). Educar desde la compasión apasionada. Crítica, 958, pp. 22-27.